El poder evocador de los objetos es consecuencia de la
necesidad que tenemos de recordar y preservar el pasado. Un objeto que
perteneció o que nos regaló determinada persona mantiene viva la memoria de esa
persona. El objeto conecta nuestro pasado con el presente. Yo conservo un ejemplar
de Platero y yo, forrado en hule azul, que me regaló mi padre cuando yo tenía
ocho o nueve años y cada vez que lo tengo en mis manos me conduce al archivo de
mi memoria que me cuenta una larga historia de quién soy y de dónde vengo. Ahora
les voy a hablar de otro objeto: una sábana sin terminar de bordar, con las
iniciales RC. De poco valor material, pero de un inmenso valor emocional. La
bordadora: Regina Cruzado Salesa, de
Villarquemado. Asesinada a los veinte años y arrojada a una fosa común de Caudé
en octubre de 1936. Sus familiares han conservado la sábana durante todos estos
años y han tenido el enorme gesto de entregarla al Museo de Teruel que ahora la
ha expuesto para conmemorar el Día Internacional de los Museos. Una magnífica y
sencilla exposición. Es difícil contener las lágrimas y también la rabia, por
el poder de emocionar que tiene una simple sábana, la sábana de Regina. Pero no
es solo la sábana de Regina, sino de otras doce mujeres de
Villarquemado que también fueron asesinadas en 1936. Estos son sus nombres: Gregoria Esteban Torres, Alejandra García
Borao, Luisa García Lorente, Clara Gómez Martínez, Teresa Izquierdo Jimeno,
Mariana Jiménez Edo, Antonia “La Melguiza”, Carmen Lanzuela Soler, Miguela
Leonarte Pérez, Francisca Martínez Lilao, Rogelia Pérez Brusel y Luisa Remón
Lilao. Sirvan estas líneas para
expresar mi agradecimiento a la familia de Regina, a Serafín Aldecoa, al Museo
de Teruel, a Emeren García y a todas las personas que han hecho posible que una
sábana sin terminar de bordar nos haya comunicado tantas cosas. Es difícil
contener la emoción, pero también la rabia por las salvajadas cometidas en este
país durante y después de la guerra. La sábana de Regina, la decencia frente a
la barbarie. La delicadeza de una mano que borda frente a la crueldad de un
dedo que aprieta el gatillo. El poder evocador de los objetos.
Evaristo Torres Olivas
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