“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 28 de octubre de 2021

Aliaga vive sin vivir en él

 Arturo Aliaga ha ganado el Congreso del PAR por los pelos. Por los pelos, pero ha ganado. En su discurso de cierre anuncia “borrón y cuenta nueva”, promete trabajar “sin echar a nadie, sin excluir a nadie” y una docena más de frases hechas. Maravilloso: fuera rencores, venganzas y castigos ejemplares. Que se sepa que en el PAR se puede discrepar, eso enriquece el debate, sin que a nadie se le castigue por ello. Esa es la esencia de la democracia. Pero dos días después de soltar esas parrafadas, incluidas las lagrimitas porque los militantes se interesaron por él durante su enfermedad, Aliaga cesa a la directora general de Turismo, Elena Allué, que fue su oponente en el Congreso en el que perdió por solamente 22 votos. El motivo que aduce es este: “He vivido una pérdida de confianza”. Esto parece una revelación divina, un “vivo sin vivir en mí”. Pero lo que parece, sobre todo, es una contradicción, una tomadura de pelo, un donde dije digo, digo Diego. Lo lógico y lo congruente con sus declaraciones en el discurso de cierre sería que nada cambiara en su consejería: él como ganador debería seguir como consejero y la señora Allué, como directora general. Pero hay algo más: se podría entender que la sustituyera porque en el desempeño de sus responsabilidades hubiera cometido errores o no estuviera a la altura del puesto, pero nada de eso se aduce. Un simple congreso y un recuento de votos ha sido suficiente para que de la noche a la mañana una persona capacitada para un puesto se convierta en una incompetente. Lo que viene a confirmar algo que muchos pensamos: que los puestos en las instituciones no los ocupan las personas mejor preparadas, con más experiencia y mejor trayectoria profesional, sino los más aduladores del ganador. Y así es como en los partidos tenemos y hemos tenido a electricistas como ministros de Interior, a una ministra de Sanidad incapaz de distinguir el culo de las témporas, un ministro de Cultura que apenas tiene el Bachiller. Y a Benito Ros, del PAR, que, sin oficio conocido, sirve para cualquier puesto en la política. Hoy como delegado del Gobierno le pagamos los españoles 70.000 euros anuales, coche oficial y otras asignaciones propias de la canonjía que ocupa.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

ABOGADO dijo...

el Sr. Aliaga pasó de estar en un despacho firmando boletines de enganche a la red eléctrica, a chupar de la vaca de la política y lo tiene tan asumido que, según sus propias palabras, "no se ve paseando al perro ni a los nietos", a pesar de que tiene 66 años ya. Lo del Sr. Benito Ros es ídem de lo mismo, lleva chupando de la vaca de la política desde 1979 (42 años) y no piensa retirarse ni aunque le echen flix (antiguo matamoscas), aunque ya está en los 70 años. Eso sí, los ciudadanos turolenses debemos estar muy agradecidos a todos estos personajes, ya que han hecho que nuestra vida haya sido mucho mejor. ¡Qué asco de vividores!. Saludos Evaristo.