El jueves, 4 de febrero, el Grupo Provincial del Partido Popular en la Diputación de Teruel escribía un texto en el Diario de Teruel. Nadie lo firmaba, por lo que debe entenderse que lo suscriben los nueve diputados del PP en la Diputación: Emma Buj Sánchez, Yolanda Sevilla Salvador, Francisco Narro Buj, José Herrero Palomar, Rosa Mª Sánchez Casas, Carlos Boné Amela, Miguel Iranzo Hernández, Silvia Quilez Ordoñez y Carlos Redón Sánchez. Pongo el nombre para señalarlos a todos por su incompetencia para escribir con un mínimo de decoro. Dicen que “la política es el arte de la palabra y de la acción”, pero ellos exhiben muy poco arte en su escrito. Acusan varias veces al presidente de la Diputación, Manuel Rando, de mentir y de insultar. Seguramente tienen razón, porque el señor Rando y otros muchos políticos de su partido tampoco destacan por su respeto al adversario político. “El insulto y la mentira no debe tener cabida nunca en nuestra vida, menos en un cargo tan importante como el que usted ostenta y en ocasiones no dignifica”, le dicen a don Manuel. Consejos vendo y para mí no tengo, habría que decirles a los firmantes porque, a la hora de mentir y de insultar, el PP ocupa un lugar de podio. No tengo espacio para enumerar todas las trolas e insultos del Partido Popular, solo citaré unas pocas: "Créanme, hay armas de destrucción masiva en Irak", dijo Aznar y mintió. La mentira de Cifuentes, que obtuvo un título de máster en una universidad pública con notas falsificadas. Casado llamó a Sánchez “ridículo”, “ególatra”, “okupa”, “traidor”, “ilegítimo”, “mentiroso”, “irresponsable”, “incapaz”, “desleal”, “incompetente”. No es menos cierto que Sánchez dijo de Casado que tenía “muy larga la lengua del insulto y muy cortas las patas de la mentira”. ¡Que se jodan!, dijo en el Parlamento la diputada popular Andrea Fabra, dirigido a los parados o a los socialistas. Por no hablar de los insultos que sus señorías del PP dirigieron a nuestro José Antonio Labordeta hasta que este los mandó “a la mierda”. Si los nueve integrantes del Grupo Provincial del Partido Popular en la Diputación de Teruel tuvieran un mínimo de vergüenza y de decencia intelectual, no presumirían de cualidades que no poseen ni acusarían al adversario político de defectos que ellos tienen también en abundancia. La sartén no puede llamar culinegro al cazo.
Evaristo Torres Olivas
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