“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 26 de noviembre de 2020

Litólogos, picapedreros y corredores de cortinilla

Si se repasa la actividad de los políticos, se podrá comprobar que una de sus aficiones favoritas, especialmente en periodo de elecciones, es la de colocar primeras piedras, cortar cintas o correr cortinillas. En Teruel hemos de recordar al ministro Álvarez Cascos como uno de los mejores colocadores de primeras y únicas piedras de proyectos que nunca se llevaron a cabo. Con el fin de preservar y mejorar esta noble tradición española, propongo que a partir de ahora demos preferencia en las listas electorales a aquellos candidatos y candidatas que hayan estudiado y tengan experiencias en las especialidades que enumero a continuación. En primero lugar, los expertos en litología, petrología y estratigrafía, todas ellas especialidades de la geología que estudian las rocas. En segundo lugar, deberemos seleccionar a los picapedreros y picapedreras, personas que tienen por oficio labrar las piedras para las construcciones. Deberemos dar prioridad a los que estén libres de pecado para que coloquen la primera piedra. También deben considerarse como muy válidos los marmolistas, especialistas en hacer placas, y los expertos en cortinas y cortinillas:  unos preparan el objeto que los otros destaparán al grito de corramos un tupido velo. Pero como el arte de colocar piedras consiste en prometer y no dar, en una pantomima, en una farsa, habrá que prever que una vez cumplida su función de engañar a los ciudadanos, la piedra sea retirada del lugar y escondida para no dejar huellas. Y nada mejor que un buen levantador de piedras, un harrijasotzaile, un Iñaki Perurena, que se eche al hombro el pedrusco de 300 kilos y lo haga desaparecer. Para que nadie pueda reprochar que nos pasaron a todos por la piedra.   Nos quedaríamos todos de piedra al comprobar no que menos da una piedra, sino lo mucho que da una piedra si se sabe emplear con astucia en el momento preciso. Y para entender la verdad que encierra el dicho de que nadie tira piedras contra su propio tejado. ¡Ay!, si las piedras hablaran nos dejarían petrificados.

Evaristo Torres Olivas



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