“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 9 de julio de 2020

Fernando Simón y la chupa de cuero

Publicado en Diario de Teruel 11/07/2020
Publicado en Heraldo de Aragón 18/07/2020
Vivimos en una sociedad en la que el márquetin y la publicidad se apoderan de todo. Actores, cantantes, deportistas y otros muchos profesionales no solamente aparecen cuando son noticia por algo relacionado con su oficio, sino que llenan páginas en los medios sobre sus aficiones, gustos, amores, ropa que llevan o el lugar donde pasan sus vacaciones. Nos bombardean con toneladas de información irrelevante sobre su vida privada. Pero no solamente en la llamada prensa del corazón y los programas de cotilleo, sino también en los medios “serios”. Y se hace porque hay un público que consume ese tipo de información y los protagonistas obtienen suculentos beneficios con la venta de exclusivas, posados, falsos robados y otras expresiones de la jerga del “famoseo”. Sin embargo, hay profesiones que no deberían prestarse a ese juego. Por respeto a los ciudadanos. Por ejemplo, un epidemiólogo como Fernando Simón en un momento en el que hemos tenido 28 000 muertos, y muchos miles de contagiados por el maldito virus. Reconozco que le tenía simpatía al médico zaragozano, por su sencillez, por ser aragonés y por hablar con un lenguaje diferente a la cháchara habitual de los políticos. Pero me ha defraudado verle aparecer en la portada de un semanal montado en una moto y luciendo “chupa” de cuero. Y el reportaje interior también es un ejemplo de frivolización y de contarnos chismes sin importancia. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias dirige un equipo de quince personas, pero ni en el texto ni en las fotografías se destaca a ninguno de ellos. Todo está centrado en Fernando Simón, su moto que compró por mil euros a un amigo y su cazadora de cuero que el costó 50 000 pesetas hace treinta años. Pero la responsabilidad no es de la publicación, que seguramente habrá vendido muchos ejemplares, sino del doctor Simón por prestarse a ese juego, como si se se tratase de un deportista, un influencer, una celebrity o un famoso de tres al cuarto. Conocer los límites, el qué, cómo y cuándo también forman parte de los conocimientos que los buenos profesionales deberían tener.
Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como sociedad, es preciso que la vida privada vuelva a ser sólo privada. Es cada vez más difícil, pero es preciso: es de higiene social.