“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 10 de diciembre de 2019

Hacer el payaso

Publicado en Heraldo de Aragón 14/12/2019
Si uno quiere ver payasos, va al circo; si pinturas y esculturas, al Museo del Prado. No se debe hacer el payaso en el Prado ni exhibir los cuadros de Goya en el circo. Cada cosa en su sitio, y un sitio para cada cosa. Mostrar recién nacidos, impresoras y adoquines en los parlamentos y en los debates televisivos está fuera de lugar. Líderes o exlíderes de Podemos, Ciudadanos y ERC, Bescansa, Rivera y Rufián, y también de otros partidos, son expertos en hacer cosas en el lugar equivocado. A nadie que se case por la iglesia se le ocurre decirle a su pareja que promete serle fiel en la salud y en la enfermedad por imperativo legal, ni grita por España, por las Trece Rosas, las Meninas de Velázquez o la protección del sapo pintojo de mi pueblo, Villarquemado.  A quien se le concede un honor académico no suelta la primera chorrada que le viene a la mente ni se viste sin la toga y el birrete con los colores de su facultad.  Sin embargo, en los parlamentos sí se pueden soltar ocurrencias y sandeces. Tal vez habría que eliminar el acto de acatamiento de la Constitución para evitar que el Congreso y el Senado se conviertan en escenarios del Club de la Comedia. Cuando veo a los diputados mostrar trozos de adoquín, impresoras, camisetas, esposas y banderas, pienso que han tomado el hemiciclo de la cámara por el plató de un programa de telebasura. Algunos de nuestros representantes, en lugar de aprender de los grandes oradores de la historia, parece que toman como modelos a imitar a los concursantes y pseudoperiodistas de los programas de telerrealidad, sin guion de ningún tipo, en los que las ocurrencias, los gritos y los insultos sustituyen a los razonamientos y argumentos civilizados. Estamos en los tiempos del share, del número de likes, del trending topic y de querer ser un influencer y tener muchos followers. En los tiempos del idioting, palabra que me he inventado para bautizar a la actividad que consiste en hacer o decir lo que no se debe en el lugar que no corresponde.
Evaristo Torres Olivas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido contigo, Evaristo: es una cuestión de urbanidad, de decoro y de saber estar. Son niños malcriados que olvidan quién les paga (y muy bien, por cierto). Esto es muy sencillo, pues si uno no quiere estar en un club o asociación no entra, no se apunta o asocia y así puede criticar con toda la libertad del mundo, mostrar su rechazo y rebeldía. Pero si se acepta entrar (e incluso se hace selfis, como los de Bildu), ha de saber que hay unas normas y que se han de respetar, y no es algo retrógrado o conservador, sino simplemente estético, de saber comportarse. Son, como afirma Carlos Granés, "salvajes de una nueva época", que buscan "epatar" o convertir la política en un "espectáculo punk" (como también señala Sergio del Molino en un artículo con fecha de 1 de noviembre en El País). Pero los hemos elegido nosotros, hemos sido los que los hemos votado (o no).

Anónimo dijo...

Ya lo dijo el diputado aquel de Alfambra: "Estamos aquí porque nos habís (sic) seleccionado vusotros (sic)".