“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 22 de noviembre de 2019

Las malas hierbas

Si bien la honestidad, la honradez y la decencia son cualidades exigibles a cualquier persona en el ejercicio de cualquier profesión, lo son todavía más en aquellas profesiones que tienen un papel importante en la formación de los jóvenes, en especial, y de los ciudadanos, en general. Por ejemplo, la enseñanza, el periodismo y la política. Un maestro que miente y manipula no cumple con lo que se espera de un docente: transmitir conocimientos y valores. Un periodista que inventa los hechos, oculta información o intencionadamente amaña las noticias, incumple con su obligación de proporcionar a los ciudadanos una información veraz, rigurosa e independiente. A los políticos que mienten, roban, exhuman a dictadores unos días antes de las elecciones, restan importancia a la condena por la asignación ilegal de cientos de millones de euros en Andalucía, rompen a martillazos los discos duros de sus ordenadores para evitar que se conozca la verdad sobre la financiación de su partido, se inventan que un dictador iraquí esconde armas de destrucción masiva y mil fechorías más, se les debería inhabilitar indefinidamente para el ejercicio de cualquier cargo público. Una sociedad democrática necesita ciudadanos bien formados e informados para elegir a los dirigentes más capacitados para, con nuestros impuestos, gestionar lo que es de todos. Necesitamos buenos maestros, buenos periodistas y buenos políticos para tener buenos maestros, buenos periodistas y buenos políticos. Las malas semillas producen frutos malos. Hay que arrancar las malas hierbas de nuestros campos y de nuestra sociedad. Hay un refrán que dice que quien siembra vientos recoge tempestades, pero hay otro que afirma que quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Una sociedad democrática sana necesita buenos maestros, buenos periodistas y buenos políticos. Protejámonos de los malos vientos y cobijémonos bajo la sombra de buenos árboles.
Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Cuánta razón tienes, Evaristo! Lástima que en estos tiempos que vivimos el nivel intelectual de quienes nos gobiernan sea el de un mosquito. Y si hablamos de arrimarse a buenas sombras, mejor no hacerlo en Teruel, que hay costumbre de talar árboles (sobre todo si son grandes, copudos y, tal y como marca su naturaleza, levantan aceras).