Evaristo Torres Olivas
lunes, 28 de octubre de 2019
Esto es una dictadura
Si no fuera por lo que representó el franquismo, por el
terrible dolor que causó a tantas familias, por el recuerdo de los asesinados y
de los exiliados, algunas de las escenas vistas y escuchadas con motivo de la
exhumación y posterior inhumación del dictador producirían no solo risa sino un
descojone general. Oír a uno de los familiares de Franco decir “esto es una dictadura”, no me digan que no es para revolcarse por los suelos si en lugar de
referirse a algo muy nuestro, muy trágico y muy real, lo escucháramos en una
película de ficción. De las que hacía Berlanga
o podría filmar ahora Álex de la Iglesia. En la democracia franquista había libertad de
expresión, no se perseguía a nadie por sus ideas y estaban prohibidas la pena
de muerte y la tortura. No se discriminaba a los españoles por el color de su piel,
ya fueran azules o rojos. Todos eran hijos de Dios. La gente podía manifestarse
libremente en la Plaza de Oriente para ensalzar no al general sino al
Generalísimo, con mayúscula inicial e ísimo final, y sus pantanos y después
verlo en el Nodo. En las librerías se podía comprar cualquier libro de José
María Pemán y en los quioscos cualquier periódico que empezara por la primera letra del alfabeto, ABC, Arriba, Amanecer y Alcázar o estuviera dirigido por un tal Emilio
Romero. La democracia franquista no era simplemente una democracia a secas; era
una democracia orgánica con tres sólidos pilares: la familia, el municipio y el
sindicato vertical. A los ignorantes que califican al régimen de Franco de
retrógrado e inmovilista, habría que decirles que si no se hubiera movido no
habría recibido el nombre de Glorioso Movimiento Nacional. En la democracia orgánica de Su Excelencia el Jefe
del Estado y Victorioso Caudillo, todo con mayúsculas, no había partidos porque
España no se parte: España es Una, Grande y Libre, también todo con mayúsculas.
Hoy ya no quedan demócratas ni defensores de los derechos humanos como Franco,
Hitler o Stalin. Lo que hoy tenemos es una dictadura pura y dura. ¡Cómo
añoramos el Glorioso Movimiento Nacional y a Su Excelencia el Jefe del Estado y
Victorioso Caudillo de la España Una, Grande y Libre! Todo con mayúsculas.
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Sin pelos en la lengua
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