“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 18 de octubre de 2019

El atajo de la política

Publicado en Heraldo de Aragón 11/11/2019
¿Por qué el presidente Javier Lambán y la consejera Mayte Pérez hace poco ignoraban a Pedro Sánchez y hoy se arrodillan ante él? Porque no toman decisiones por motivos ideológicos sino personalistas: se apoya a la persona que se cree que va a ganar y que puede colocarlos. Porque en los partidos muchos puestos se nombran a dedo y enfrentarse al que puede decidir tu futuro político no es buena idea. España es uno de los países donde más cargos se eligen a dedo y en el que las listas cerradas tapan la boca a muchos. Ya lo dijo Alfonso Guerra: el que se mueve no sale en la foto. Ni en las listas. Los partidos son agencias de colocación y criticar al jefe no es la mejor manera de obtener un buen puesto. A lo que hay que añadir que, en general, los políticos no tienen un perfil profesional que les permita encontrar un trabajo como el que disfrutan en ayuntamientos, diputaciones y parlamentos. ¿Qué hacía Mayte Pérez antes de ocupar cargos políticos? ¿A qué se dedicaban los que hoy son diputados y diputadas provinciales, autonómicos y nacionales, portavoces de sus partidos, presidentes de comarcas y diputaciones? En muchos casos, o no tenían trabajo o el que tenían era de poca responsabilidad y bajo salario. La política es la única actividad que permite pasar de soldado raso a general, de peón a director general, de pintor de brocha gorda a delegado del Gobierno en cuatro días, sin el engorro de ir a academia, escuela o universidad, sin hincar los codos ni presentarse a oposición alguna. Es un atajo para vagos, un engaño, una trampa. No se aprende inglés en dos semanas, ni economía en dos tardes; una ingeniera o un filólogo no adquieren experiencia en su oficio por ciencia infusa o con un taller del INAEM. Los puestos de mucha responsabilidad, en los que se toman decisiones que afectan a muchas personas y en los que se gastan importantes cantidades de dinero público, no deberían estar ocupados por personas sin formación ni experiencia. En el mejor de los casos, acertarán por casualidad, como el burro flautista. ¿Nos subiríamos a un avión pilotado por un fontanero en prácticas? ¿Por qué permitimos que muchos de los pilotos de nuestras instituciones sean ignaros e inexpertos?
Evaristo Torres Olivas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y Vicente Guillén? Está como desaparecido.

Anónimo dijo...

Lo permitimos porque, entre otras cosas, los partidos políticos son un cáncer para cualquier tipo de democracia (real). En ellos, la marcada jerarquía vicia fuertemente, dentro y fuera de sus filas, todo lo demás.
Y dichos chiringuitos infames controlan todas las instituciones del estado. Y de casi todos los estados. Y aquellos estados en los que los partidos no controlan los resortes y presupuesto institucionales... peor todavía.