Publicado en Diario de Teruel 10/05/2019
El recientemente fallecido Manuel Alcántara, excelente columnista, escribía en una de ellas lo siguiente: “¿Es que en todas
partes ocurre lo mismo que en España, donde los mejores se dedican a otros
menesteres y dejan la gestión de la cosa pública a los más ambiciosos y a los
más torpes?” Escuchando los debates y declaraciones de nuestros candidatos por
Teruel en estas fechas previas a las elecciones, le doy la razón a don Manuel. Un
candidato apostaba por “la inversión en inversiones”. Otro, que para que Teruel
saliera adelante lo que hace falta es “una apuesta por lo público que no busque
rentabilidad”. Y siguiendo por en esta senda de la ludopatía, una tercera apostaba
“por las personas y no por la economía”. En resumen, que lo que nuestra
provincia necesita es apostar por las personas con más inversiones en
inversiones públicas que no sean rentables. Pero nuestros candidatos también
hacían otras apuestas muy concretas. Si uno apostaba por una “ciudad amable,
acogedora y con futuro”, otro lo hacía por “objetivos reales”; cuando una
candidata se la jugaba con el “empoderamiento femenino”, otra envidaba con el “empoderamiento
de las personas mayores”. No faltaron
los faroles y las apuestas a ciegas. Pero, de todas las propuestas, me quedo con
dos que han sido las decisivas para decantar mi voto. La primera fue formulada como pregunta para
hacernos reflexionar: “¿Por qué tiramos al suelo los papeles y no los billetes
que también son papel?”. Es fácil concluir
que la respuesta correcta es que los fabricantes y comerciantes nos vendan sus
productos envueltos en billetes de banco. Con esa solución, ya no sería
necesaria otra de las propuestas estrella de otro candidato: “bajar todos los
impuestos”. Si el siglo XVIII es el Siglo de las Luces, como
sigamos así, al XXI tal vez se le conocerá como el Siglo de las Pocas Luces. Decía
también don Manuel Alcántara que “abundan los pelagatos con dedicación
exclusiva que se dedicaron a servir al pueblo porque no servían para otra cosa”.
Y añadía en otra columna que “incluso los políticos deben comprender que
estarse un rato callados es lo que hace más interesante su conversación”.
Evaristo Torres Olivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario