Evaristo Torres Olivas
jueves, 2 de agosto de 2018
Nadal y las elecciones
Parece mentira que un periodista
experimentado como Javier Arnal cometa errores de principiante en su columna
publicada en Diario de Teruel el pasado día 26 de julio. Elecciones generales
ya, la titula. Todo texto argumentativo, y una columna de opinión lo es,
pretende defender unas ideas, crear un estado de opinión y adoptar una postura
determinada respecto a un hecho relevante. Y para ello utiliza varios recursos.
Entre ellos, la cita de autoridad. Para justificar que Pedro Sánchez debería
convocar elecciones generales inmediatamente, el señor Arnal recurre a la
“autoridad” del tenista Rafael Nadal, a quien presenta como una “persona
normal”. Nadal, y también Belén Esteban, piden elecciones generales. Nadal es
una autoridad, pero del tenis. Y de normal tiene poco: es un ciudadano
multimillonario a quien no le afectan las penurias de muchos españoles que
viven con un salario exiguo. Mande quien mande, a Nadal no le ha de faltar
dinero para educar a sus hijos, una sanidad de calidad cuando la necesite y unos
abogados caros para defenderle. Tampoco le deben de preocupar mucho el montante de su pensión,
del salario mínimo o de las prestaciones por desempleo. Incurre Javier Arnal en
otro error garrafal: acusar a los que han valorado negativamente la elección de
Pablo Casado, a quien Arnal presenta como defensor de “la vida y la familia, la
enseñanza concertada y la unidad de España sin fisuras”. Cualquiera de los
otros candidatos del PP habría firmado esas mismas ideas y también muchos de
los demás partidos. Lástima que Casado no haya puesto la defensa de la
enseñanza pública y gratuita por delante de la concertada. En definitiva, la
mala utilización de los recursos argumentativos le ha restado credibilidad y
fuerza a la opinión del don Javier. Estoy seguro de que hay muchos expertos que
defienden la celebración de elecciones cuanto antes. Citar a alguno le habría
dado más fundamento al texto. Con los errores señalados, don Javier ha
conseguido, en mi opinión, convencernos de que no son necesarias unas
elecciones generales en estos momentos. Justo lo contrario de lo que pretendía.
¿Leería Javier Arnal un libro de filosofía recomendado por Jesulín de Ubrique?
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Sin pelos en la lengua
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