Veinticinco de febrero. Mañana soleada. Me entrego a uno de mis vicios favoritos: leer la prensa dominical, con sus suplementos y sus revistas en color. Un enorme placer. Hasta que cometo un error. Enorme también. Encender la televisión mientras como. Un programa de moda. Aparece una estilista en una peluquería de altos vuelos y seguramente también de altos precios. Nos cuenta su terapia reconstructiva especial, como ella la llama, para desrizar el cabello: “Tratamiento a base de ingredientes naturales. Los ingredientes son totalmente naturales, son extractos vegetales y aminoácidos de frutas y aceites del Amazonas. Con eso, conseguimos que el cabello esté ópticamente [sic] más sano”. Si hay que ir a buscar los aceites al Amazonas y las limaduras de diente han de ser de cocodrilo del Nilo en lugar de los aminoácidos de los melocotones de Calanda, los aceites del Bajo Aragón, las arcillas de Alfambra y los dientes de conejo del monte de Villarquemado, no sé si nos arreglarán el pelo, pero tuertos nos dejan con toda seguridad porque la broma nos va a costar un ojo de la cara. Termina el programa de moda y comienza otro de chismorreo. El tema central, las separaciones conflictivas de las famosas. Ponen las declaraciones de una que dice que ella es muy “familiera”. A continuación escuchamos las declaraciones de una modelo que se separó de un deportista: “Maldigo el día en que conocí a ese hombre. Pensé que iba a sentar la cabeza, pero como dicen, el que nace cerdo muere lechón”. El mundo al revés. Una vez terminada la comida, apago la televisión y vuelvo a la lectura de la prensa. Un buen artículo de Rosa Montero, una magnífica entrevista a Frances McDormand, una actriz inteligente y sin pelos en la lengua y otra a Meryl Streep, otra gran actriz, también con la lengua depilada. Termino el día con una road movie (película de carretera): Locas de alegría, con dos buenas actuaciones de Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti. Un buen domingo, a pesar de los aceites del Amazonas y de los que nacen cerdos y mueren lechones.
martes, 27 de febrero de 2018
Crónica de un domingo de febrero
Publicado en Diario de Teruel el 1 de marzo
Veinticinco de febrero. Mañana soleada. Me entrego a uno de mis vicios favoritos: leer la prensa dominical, con sus suplementos y sus revistas en color. Un enorme placer. Hasta que cometo un error. Enorme también. Encender la televisión mientras como. Un programa de moda. Aparece una estilista en una peluquería de altos vuelos y seguramente también de altos precios. Nos cuenta su terapia reconstructiva especial, como ella la llama, para desrizar el cabello: “Tratamiento a base de ingredientes naturales. Los ingredientes son totalmente naturales, son extractos vegetales y aminoácidos de frutas y aceites del Amazonas. Con eso, conseguimos que el cabello esté ópticamente [sic] más sano”. Si hay que ir a buscar los aceites al Amazonas y las limaduras de diente han de ser de cocodrilo del Nilo en lugar de los aminoácidos de los melocotones de Calanda, los aceites del Bajo Aragón, las arcillas de Alfambra y los dientes de conejo del monte de Villarquemado, no sé si nos arreglarán el pelo, pero tuertos nos dejan con toda seguridad porque la broma nos va a costar un ojo de la cara. Termina el programa de moda y comienza otro de chismorreo. El tema central, las separaciones conflictivas de las famosas. Ponen las declaraciones de una que dice que ella es muy “familiera”. A continuación escuchamos las declaraciones de una modelo que se separó de un deportista: “Maldigo el día en que conocí a ese hombre. Pensé que iba a sentar la cabeza, pero como dicen, el que nace cerdo muere lechón”. El mundo al revés. Una vez terminada la comida, apago la televisión y vuelvo a la lectura de la prensa. Un buen artículo de Rosa Montero, una magnífica entrevista a Frances McDormand, una actriz inteligente y sin pelos en la lengua y otra a Meryl Streep, otra gran actriz, también con la lengua depilada. Termino el día con una road movie (película de carretera): Locas de alegría, con dos buenas actuaciones de Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti. Un buen domingo, a pesar de los aceites del Amazonas y de los que nacen cerdos y mueren lechones.
Veinticinco de febrero. Mañana soleada. Me entrego a uno de mis vicios favoritos: leer la prensa dominical, con sus suplementos y sus revistas en color. Un enorme placer. Hasta que cometo un error. Enorme también. Encender la televisión mientras como. Un programa de moda. Aparece una estilista en una peluquería de altos vuelos y seguramente también de altos precios. Nos cuenta su terapia reconstructiva especial, como ella la llama, para desrizar el cabello: “Tratamiento a base de ingredientes naturales. Los ingredientes son totalmente naturales, son extractos vegetales y aminoácidos de frutas y aceites del Amazonas. Con eso, conseguimos que el cabello esté ópticamente [sic] más sano”. Si hay que ir a buscar los aceites al Amazonas y las limaduras de diente han de ser de cocodrilo del Nilo en lugar de los aminoácidos de los melocotones de Calanda, los aceites del Bajo Aragón, las arcillas de Alfambra y los dientes de conejo del monte de Villarquemado, no sé si nos arreglarán el pelo, pero tuertos nos dejan con toda seguridad porque la broma nos va a costar un ojo de la cara. Termina el programa de moda y comienza otro de chismorreo. El tema central, las separaciones conflictivas de las famosas. Ponen las declaraciones de una que dice que ella es muy “familiera”. A continuación escuchamos las declaraciones de una modelo que se separó de un deportista: “Maldigo el día en que conocí a ese hombre. Pensé que iba a sentar la cabeza, pero como dicen, el que nace cerdo muere lechón”. El mundo al revés. Una vez terminada la comida, apago la televisión y vuelvo a la lectura de la prensa. Un buen artículo de Rosa Montero, una magnífica entrevista a Frances McDormand, una actriz inteligente y sin pelos en la lengua y otra a Meryl Streep, otra gran actriz, también con la lengua depilada. Termino el día con una road movie (película de carretera): Locas de alegría, con dos buenas actuaciones de Valeria Bruni Tedeschi y Micaela Ramazzotti. Un buen domingo, a pesar de los aceites del Amazonas y de los que nacen cerdos y mueren lechones.
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Sin pelos en la lengua
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