“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 10 de enero de 2018

Maricones y tortilleras

“Melchor va a ser un travesti, Baltasar, la tortillera y Gaspar, muy hormonado,  irá enseñando las tetas”. Así empezaba su ripiosa crónica radiofónica don Luis del Val, un maestro aragonés que ejerce de periodista. Antes, cuando era progre, con Iñaki en la Ser, y ahora que no lo es, con Herrera en la Cope. Y todo porque en la Cabalgata de Reyes de Vallecas, en una de las dieciséis carrozas, los del Orgullo Vallecano iban vestidos y vestidas con inocentes trajes de animales. Nada de enseñar el culo, las tetas y la chorra. Pero a Luis del Val, lo del rigor periodístico le trae sin cuidado. Para él, es una sucia maniobra para “que los niños aprendan que pueden ser maricones desde las edades tiernas”. Y para que todos sepamos que no tiene miedo a nadie, que para eso luce su anacrónico lazo, el mismo que  llevaban los pistoleros en las películas deloeste, añade lo siguiente: “Y si me acusan de homófobo, se pueden ir a la mierda”. Más claro, imposible. A Manuela Carmena la llama “estúpida alcaldesa” por permitir semejante barbaridad, un  atentado contra las tradiciones españolas. A los chicos y chicas españoles hay que contarles la verdad: que ser gay, lesbiana o transexual, o por utilizar el lenguaje científico de don Luis del Val, maricones y tortilleras, son vicios, desviaciones o, en el mejor de los casos, enfermedades contagiosas y vergonzosas. Los vicios y las desviaciones no se exhiben en la fiesta de los niños, en la noche de la ilusión. En esa noche, lo que han de aprender es que los reyes, todos los reyes, son mágicos, que nos traen regalos, que nos quieren mucho a todos, que son capaces de recorrer enormes distancias en camello, helicóptero, bicicleta de montaña, trineo o monopatín para que ningún niño se quede sin su juguete,  y ningún adulto sin sus calcetines o su colonia. Y mienten quienes digan que la cosa no es así, que los reyes, todos, no nos regalan nada, sino que somos nosotros, los ciudadanos (ellos nos llaman súbditos), quienes les regalamos los palacios en los que viven, los coches, la ropa, las colonias, los calcetines y los juguetes de sus hijos y de sus nietos. Por eso concluye don Luis su artículo diciendo que “los de Orgullo Vallecano son maricones de mierda”. Luis del Val es aragonés. Un orgullo.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Unknown dijo...

Tienes algo Evaristo que engancha. No se. Tal vez, la sinceridad, la transparencia, lo oportuno del tema, no se, pero es asi. Un abrazo.