Loro y perejil, agua y aceite, Belén Esteban y Jesulín son parejas que no
casan bien. También hay tríos que cantan, en el sentido de llamar la atención.
Por ejemplo, la terna Guillén, Pérez y cultura. El pasado día 4, Diario de
Teruel publicaba una noticia con en la que nos informaba de que “la DGA sitúa a
la cultura en el corazón de la inversión pública”. Acompañaba al texto una foto
en la que aparecían los consejeros socialistas Vicente Guillén y Mayte Pérez en
una rueda de prensa para informar sobre el plan estratégico del Gobierno
aragonés. Un plan para invertir en cultura. Cualquiera que haya leído el blog
de Vicente Guillén o haya escuchado las intervenciones en los mítines de Mayte
Pérez podrá darse cuenta de que unir sus nombres a la cultura es algo que
canta, chirría, que produce contorsiones de la cara como si comieras media
docena de limones. Guillén y Pérez nos tienen acostumbrados a su verborrea
vacua, a hablar de referentes, problemáticas, de poner en valor, hojas de ruta
y otras chorradas que nada aportan y nada significan. Durante un tiempo, doña
Mayte utilizaba una y otra vez la expresión “no hacerse trampas al solitario”. En el artículo se citan dos nuevas aportaciones
de la señora Pérez al catálogo de sandeces de los políticos. Después de hacer
un análisis DAFO (le habría dado lo mismo uno FOFO o FIFA) han llegado a la
conclusión de que hay que incluir a la cultura en el Producto Interior Bruto de
Aragón “de una manera innata” y que los artistas tienen un “gran talento”. ¿Qué significa incluir de manera innata? ¿Es
necesario gastar tiempo y dinero para afirmar que los artistas tienen talento?
Supongo que lo próximo que nos pondrán encima de la mesa (otra expresión muy
querida por los políticos) será un análisis CHUNGO para descubrir que los plátanos
son curvos, las sandías gordas y redondas y que los peces beben agua en el río y conviene mirarlos.
Lo que sí está muy claro y no necesita ningún informe del Boston Consulting Group
ni de Pepe Goteras y Otilio, consultores a domicilio, es que muchos políticos reciben
de “manera innata” el don de mentir, manipular, engañar y no decir nada con
muchas palabras. Ese es su “gran talento”. Unos artistas.
lunes, 9 de octubre de 2017
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