“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 11 de septiembre de 2017

Los reporteros de sí mismos

Yo soy de los que creen que salir mucho en los periódicos, en las televisiones y ser reconocidas en la calle atonta a las personas. O atonta más a los que ya de por sí tienen un ego que se lo pisan.  Se convierten en personas a un ego pegadas, personas con un ego superlativo, parodiando a Quevedo. Hay muchas maneras de detectarlos, pero la más destacable es que hablan de sí mismos en tercera persona o utilizan el plural mayestático. Yo no soy psicólogo y carezco de los conocimientos necesarios para diagnosticar si estamos ante casos de Trastorno Narcisista de la Personalidad o simplemente ante gente con niveles altos de ombliguismo  que se dispara cuando se hacen famosos y la gente los mira al pasar por la calle, los invitan a fiestas y les piden su opinión sobre cualquier tema, sea o no de su campo de especialización. Javier Solana, cuando era secretario general de la OTAN usaba mucho el  plural mayestático. Hablaba como los reyes, que en lugar de ordeno y mando se daban pisto diciendo ordenamos y mandamos, como si las órdenes fueran cosa de un grupo de gente y no de sus santas criadillas. Me pregunto si en coreano del norte también se usa el plural mayestático y Kim Jong-un,  cuando decide cargarse a media docena de coreanos, también dice que hemos ordenado que se los cepillen.  
Otro que también recientemente se ha apuntado a hablar en tercera persona es Pablo Echenique. Se ha dirigido públicamente a los votantes de Podemos para comunicar que se va a Madrid y ha escrito una carta en la que habla de un tal Echenique como si no fuera él. Hace de reportero de sí mismo y escribe cosas como: “En estos dos años y medio, no ha sido Pablo Echenique él solo el que…”; emplea hasta cuatro veces esa expresión. 
Ya publiqué hace siete años un extenso artículo en este blog sobre el síndrome de Hubris, una enfermedad que padecen los políticos. Recomiendo a los lectores que lo vuelvan a leer para que se convenzan de que ser famoso, político o futbolista televisivos no es tan chollo como puede parecer. Llegan a hablar de sí mismos como si no fueran ellos sino otros que tienen enfrente. Y siempre hablan bien de sí mismos por boca de los otros que parece que no son ellos. No sé si me explico. Si se fijan en Donald Trump o en Nicolás Maduro, dos casos extremos, lo entenderán mucho mejor.

Evaristo Torres Olivas

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