“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 27 de junio de 2017

Propaganda en la universidad

Hace ya unos años, asistí a un curso de la Universidad de Verano de Teruel. La izquierda en el siglo XXI era el título. El director, Urquizu, y todos los ponentes, eran del PSOE. Y el curso, una porquería, un acto de propaganda del PSOE en el que incluso invitaron a un intelectual de primera fila, Javier Velasco, que durante diez minutos solamente soltó sandeces y no dejó que se le hicieran preguntas. Hoy, por casualidad, he escuchado en internet una intervención de Irene Montero en la Universidad de Verano de El Escorial. Transformar la economía para transformar la sociedad es el título del curso.  El curso está patrocinado por Podemos, sus directores son de Podemos y varios de los ponentes son de Podemos.  Si al menos fueran economistas para hablar de economía, pero ni eso, porque ni Irene Montero lo es ni tampoco Pablo Echenique, dos de los intervinientes, dos todólogos profesionales que aprovechan cualquier circunstancia para figurar en primera línea, ya sea para hablar de economía, de las nuevas técnicas de restauración de edificios históricos o de la extinción del lince ibérico. Pero aún hay más cosas que dan el cante: delante de un enorme cartel del Banco Santander, manda huevos,  comienza su extensa y prescindible intervención diciendo que no sabe mucho de economía que hay gente en la sala, del propio Podemos, que sabe mucho más que ella. Joder, pues que hablen los que saben y que se quede ella escuchando a ver si se le pega algo. Pero no, en los partidos viejos y en los nuevos también, los que mandan han de llevar la voz cantante en todo, sepan o no sepan. En su intervención, Montero, que habla mucho y muy deprisa para no decir nada nuevo, se limita a dar unas pinceladas sobre un libro del historiador Tuñón de Lara, muerto hace veinte años, y a decir cuatro obviedades que se le ocurren a cualquiera. Cuando uno asiste a un curso de una universidad, aunque sea la de verano, lo mínimo que puede exigir es que los ponentes sean autoridades en sus campos respectivos. Yo me quejaba de haber pagado noventa euros por un curso de propaganda del PSOE en Teruel, pero me parece que es práctica habitual y los partidos emergentes, que se dicen diferentes, actúan de la misma manera y con la misma desfachatez que los de toda la vida.

Evaristo Torres Olivas

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