“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Amores que matan

Esta es la segunda columna que dedico a las cartitas de amor que se han intercambiado Errejón e Iglesias.  Son como las que se envían los adolescentes. Ñoñas, sin sustancia. Que si te quiero mucho, que si nunca te olvidaré, que por ti me muero y que sin ti no soy nada. Iglesias y Errejón viven los dos en Madrid y seguramente se ven todos los días. ¿Qué necesidad tienen de enviarse cartitas a los periódicos para que nos enteremos todos? No me extrañaría que Iglesias haya embadurnado también  alguna tapia de su barrio madrileño con un espray para decirle a Iñigo que soñó que lo quería. Pero hay un refrán que dice: obras son amores, que no buenas razones. Y las obras de Iglesias han sido más bien chapuzas. Después de tanto almíbar y decir que “en las dos últimas semanas Podemos han dado la peor imagen de su historia” y que en el partido caben todos y que nadie sobra, la primera medida que ha tomado su corriente dos días después de su victoria pírrica ha sido pulirse al portavoz parlamentario en la Asamblea de Madrid.  Y con unos argumentos, tanto de Iglesias como de Espinar, Echenique o Montero, que son más propios de la junta militar de una dictadura militar que de un partido de la nueva política: más o menos, que el que gana, aunque sea por una diferencia mínima, hace lo que le viene en gana, sin importar que  durante la campaña se haya repetido lo contrario. Pero es que en esta historia también se ha  posicionado las parejas y exparejas  de Iglesias y Errejón. Más que un partido, da la sensación de que estamos asistiendo a un sainete que se desarrolla en una corrala. Podemos se va pareciendo cada vez más a la casa de tócame, Roque. O, para utilizar otras expresiones más vulgares y políticamente incorrectas, se parece cada vez más al coño de la Bernarda o a una merienda de negros. Hasta Juan Carlos Monedero, que se ha declarado a favor de Iglesias y ha llamado infantil a Errejón, se ha enfangado en esta historia de amor y odio y ha pronunciado algunas tonterías impropias de un intelectual de la facultad de Políticas de la Complutense. Pero de eso hablaremos mañana.

Evaristo Torres Olivas 

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