“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 24 de septiembre de 2015

Lo público y lo privado

Nos han acostumbrado a admitir como cierto aquello que se repite muchas veces. Sin ninguna prueba, o incluso con pruebas en contrario.  Uno de los mantras más repetidos es el de que la iniciativa privada es mucho más eficiente que la pública. Así, un colegio, un hospital o una gestión  del agua en manos privadas serían mucho más eficientes que en públicas. ¿Por qué? Porque el discurso dominante, hegemónico,  es el de aquellos pocos que controlan y financian los canales de comunicación: empresarios y banqueros privados, políticos de la ideología liberal y conservadora, capitalista, para quienes el Estado es un tirano que los fríe a impuestos y al que hay que eliminar o reducir a su mínima expresión: un ejército y una policía que protejan la propiedad privada y la integridad física de los que tienen muchos millones. La semana pasada asistí a un taller en Teruel impartido por Pedro Arrojo, de Podemos,  experto de prestigio internacional en la gestión del agua. Con datos y argumentos convincentes, demostró que la gestión privada del agua en Aragón ha sido y es un desastre. Se han sobredimensionado instalaciones y depuradoras; los ayuntamientos,  quiero pensar que mal asesorados y no otra cosa, han firmado contratos con empresas privadas que han hipotecado a los ciudadanos durante muchos años. El agua de Zaragoza, gestionada públicamente, es mucho más barata que en otras ciudades y pueblos de Aragón con gestión privada del saneamiento y la depuración. ¿Por qué? Descartando que haya podido haber casos de corrupción, que es mucho suponer, por una sencilla razón: la iniciativa privada tiene por objetivo principal obtener beneficios económicos: además de cubrir costes,  ha de generar un rendimiento a los accionistas. La iniciativa pública también busca el beneficio: el beneficio social de todos los ciudadanos. Hay servicios y necesidades como la educación, la justicia, la sanidad, el agua que bebemos y el aire que respiramos que son demasiado importantes para que estén en manos privadas. Los derechos universales no pueden depender de particulares. 

Evaristo Torres Olivas
 

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