Nos han acostumbrado a admitir como cierto aquello que se
repite muchas veces. Sin ninguna prueba, o incluso con pruebas en contrario. Uno de los mantras más repetidos es el de que
la iniciativa privada es mucho más eficiente que la pública. Así, un colegio, un
hospital o una gestión del agua en manos
privadas serían mucho más eficientes que en públicas. ¿Por qué? Porque el
discurso dominante, hegemónico, es el de
aquellos pocos que controlan y financian los canales de comunicación:
empresarios y banqueros privados,
políticos de la ideología liberal y conservadora, capitalista, para quienes el
Estado es un tirano que los fríe a impuestos y al que hay que eliminar o reducir a
su mínima expresión: un ejército y una policía que protejan la propiedad
privada y la integridad física de los que tienen muchos millones. La semana
pasada asistí a un taller en Teruel impartido por Pedro Arrojo, de Podemos, experto de prestigio internacional en la
gestión del agua. Con datos y argumentos convincentes, demostró que la gestión
privada del agua en Aragón ha sido y es un desastre. Se han sobredimensionado
instalaciones y depuradoras; los ayuntamientos, quiero pensar que mal asesorados y no otra
cosa, han firmado contratos con empresas privadas que han hipotecado a los
ciudadanos durante muchos años. El agua de Zaragoza, gestionada públicamente,
es mucho más barata que en otras ciudades y pueblos de Aragón con gestión
privada del saneamiento y la depuración. ¿Por qué? Descartando que haya podido
haber casos de corrupción, que es mucho suponer, por una sencilla razón: la
iniciativa privada tiene por objetivo principal obtener beneficios económicos:
además de cubrir costes, ha de generar un
rendimiento a los accionistas. La iniciativa pública también busca el
beneficio: el beneficio social de todos los ciudadanos. Hay servicios y
necesidades como la educación, la justicia, la sanidad, el agua que bebemos y
el aire que respiramos que son demasiado importantes para que estén en manos
privadas. Los derechos universales no pueden depender de particulares.
Evaristo Torres Olivas
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