“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 10 de septiembre de 2015

Carmena, el comunismo y pagar religiosamente

Me gusta Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid. Transmite bondad, inteligencia, sentido común, dulzura incluso. Sus antecesores en el puesto, Gallardón y Botella, o la que competía con ella por la alcaldía, la lideresa Espe, lo que transmitían era acojone, mala baba, estupidez e ignorancia, que te obligaban a tomar un relaxing cup of café en la Plaza Mayor o en el bar La Plaza de mi pueblo, Villarquemado. Me han hecho gracia las palabras de doña Manuela en un charla ante empresarios. Leo en el Diario Público que ha calmado a Florentino Pérez, Enrique Cerezo y Joan Rosell, el mandamás de la CEOE, con estas palabras: "Tranquilos, no soy comunista. No tengáis miedo, necesitamos a las empresas". Desconozco sí esas palabras las ha pronunciado con ironía y una sonrisa o con semblante serio. Tiene guasa que  ella que fue militante del Partido Comunista diga que no es comunista para tranquilizar a los representantes de la CEOE, cuyo anterior presidente está en el trullo, o a los presidentes de equipos de fútbol, cuerpo que ha tenido a gente tan honrada y decente como Jesús Gil, Lendoiro, Lopera, Ruiz Mateos o nuestro Agapito.  Yo, en una reunión con esa gente, me echaría mano a la cartera. Por si las moscas. No son gente de fiar. También ha dicho Manuela Carmena en esa misma reunión que “vamos a pagar la deuda religiosamente”. Podía haber elegido otra expresión más acertada, porque si hay una institución que no paga deudas, ni IBI, ni tributa por las donaciones que recibe, esa es la institución religiosa llamada iglesia católica,  apostólica y romana. Cuántas cosas han de cambiar en este país para que no debamos andar con pies de plomo para que no se ofendan los empresarios ni los curas. Decir hoy que eres un capitalista ambicioso que tienes por objetivo forrarte, o que eres un miembro de la iglesia o monárquico, instituciones nada ejemplares, está bien visto. Pero declararte comunista, republicano o ateo,  necesita disculpas y arrepentimiento. Yo espero vivir algún día en  una sociedad en la que un cura me tranquilice diciendo que a pesar de ser cura es buena persona; o que un presidente de un equipo de fútbol o un empresario de la construcción se declaren honrados y pidan disculpas por el oficio que tienen.

Evaristo Torres Olivas
 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para saber si las palabras de Manuela Carmena son hechas con ironía o semblante serio, te recomiendo la lectura de su libro "Por qué las cosas pueden ser diferentes, reflexiones de una jueza " (editorial Clave Intetlectual). Entre otras cosas, habla de su paso y militancia en el partido comunista.

Anónimo dijo...

Lo que está claro es que los macro atracadores de guante blanco se han procurado buena prensa, mientras que una persona que reclama ante su empresa, simplemente, lo que marca la ley es, desde mirada de reojo hasta públicamente vilipendiada... por defender sus intereses.

Banqueros, empresarios y demás ralea nunca han dejado de defender sus intereses, cosa que puede gustar o no, pero es lógica. Lo que no tiene sentido es que las trabajadoras -y, no digamos ya, sus supuestos representantes- sí hayan dejado, total o parcialmente, según de qué hablemos, de defender los intereses que les son propios.

Pero claro, la maquinaria de propaganda, de envenenamiento cerebral, pertenece y está al servicio de los intereses de los primeros.

Una persona trabajadora o grupo de ellas que defiende sus derechos laborales -p. ej. - (sólo legales, no hablemos ya de los que éticamente podrían reclamarse) es presentada por los medios como un problema, como un malhechor, como una pérdida económica para la sociedad, etc, etc... .