Evaristo Torres Olivas
viernes, 19 de junio de 2015
La demagogia de Antonio Papell
Al periodista Antonio Papell, en un artículo en el Heraldo
del miércoles, le parece demagógico que
los políticos se bajen el sueldo. Especialmente si se llaman Ada Colau o
pertenecen a Podemos, lo que él llama “la izquierda radical”. “La política no puede quedar en manos de
aficionados” que están dispuestos a trabajar casi gratis, afirma. Según el
señor Papell, los roles políticos deberían profesionalizarse y sus miembros ser
retribuidos con salarios de mercado. Deberían ser expertos con formación y experiencia para poderse ganar la
vida dentro y fuera de la política. Su
propuesta adolece de parcialidad. Da la impresión de que los únicos políticos
aficionados y sin preparación son los de
las nuevas formaciones de esa “izquierda radical”. Es muy fácil comprobar cómo en los
“partidos tradicionales” la ineptitud y
la falta de experiencia alcanzan cifras importantes. Alcaldes y alcaldesas,
presidentes y presidentas de diputaciones, de municipios y provincias,
presidentes y consejeros de cajas de ahorros sin ninguna experiencia en gestión
y sin ningún conocimiento especializado, del PP y del PSOE, del PAR o de
cualquier otro de los que llevan décadas alternándose en los gobiernos. Y en
esos casos, ni siquiera se han rebajado el sueldo. Lo ideal sería tener buenos
profesionales con sueldos decentes. Pero si ha de haber inútiles, que cuesten
lo menos posible al erario. En cuanto a
que la retribución de los políticos debería ser la de mercado, habría que
especificar más y añadir si la mayor parte del salario debería ser variable en
función de los resultados. Y qué resultados se esperan de los políticos. En una
empresa privada, los resultados son económicos: si hay beneficios, el directivo
cobra un porcentaje de esos beneficios; si no los hay, cobra mucho menos.
¿Sobre qué objetivos se debe retribuir a los políticos? ¿El cumplimiento del
programa? En una empresa privada, si un directivo no cumple, se cambia por
otro, sin esperar cuatro años. ¿Obligamos a los políticos a fijar objetivos
semestrales o anuales, y si no se cumplen deben abandonar el puesto? Es muy
fácil hacer demagogia. Y especialmente para exigir a unos, “la izquierda
radical”, lo que no se le exige a la derecha montaraz ni a la izquierda
desteñida.
Evaristo Torres Olivas
Evaristo Torres Olivas
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