Evaristo Torres Olivas
viernes, 26 de junio de 2015
En algún sitio han de vivir
Los curas tienen estudios y son listos. Para ese hermoso
oficio no vale cualquiera. Dios no puede tener de representantes en la Tierra a
cualquier chiquilicuatre. Y más listos todavía son los curas con galones:
obispos, arzobispos y cardenales. Y el papa, que en el organigrama depende
directamente de Dios, como presidente y
propietario de la empresa El Timo de la
Estampita S.A., es el más listo entre los listos, un superdotado. Veamos un ejemplo de la capacidad de
razonamiento de un miembro de la Iglesia: el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro.
Hace unos días, para justificar que su antecesor Rouco ocupe un piso de 1,2
millones de euros en el centro de Madrid, donación de una feligresa, por lo
visto, ha pronunciado las siguientes palabras, seguramente inspiradas
directamente por el Creador, porque tanta belleza y perfección en un
razonamiento no es posible en un humano: "Es un piso que está hecho para
sacerdotes y ese piso lo ha ocupado el cardenal porque en algún sitio tenía que
vivir. Y ha ido porque no ha costado absolutamente nada, es de la
Fundación". A ver quién tiene huevos de rebatir semejante argumentación.
Analicémosla. Es un piso para sacerdotes. Rouco es un sacerdote. Luego Rouco lo
puede ocupar. Si fuera un piso para electricistas o para ayudantes de
protésicos dentales, Rouco no lo podría ocupar porque no es ni lo uno ni lo
otro. Pero si con eso no fuera suficiente y alguien cuestionara el derecho del
cardenal a ocupar la vivienda, se nos da el argumento definitivo, indiscutible,
irrebatible: en algún sitio tenía que vivir. Algún envidioso podrá pensar que
no tiene que ser un piso tan grande y tan caro, que Dios nació en un pesebre y
vivió en una carpintería mugrosa, pero ahora no vamos a hablar de eso; ni tampoco de que el rey viva en un palacio
inmenso y le paguemos el agua, la luz, la calefacción y la cuota de la
comunidad. Lo que debemos hacer es decirles a nuestros políticos, a los
banqueros, a los jueces, a los policías
y a los bomberos que no echen a los ciudadanos de sus casas porque son casas
que están hechas para personas y en algún sitio han de vivir. Y Rouco, al
pesebre o a la carpintería.
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A samugazos
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2 comentarios:
Supongo que la iglesia el impuesto de donaciones (esté o no vigente en la Comunidad de Madrid, que no lo sé) tampoco lo paga, ¿no?
¡Un respeto! San José era autónomo (hoy en día también llamado emprendedor), y tenía a su nombre una burra y un buey, lo que, trasladado en el tiempo, vendría a ser mucho más que si tuviera matriculados una Partner y un Seat León. Además, se iba de viaje con la parienta a Belén y sitios de por allí, cosa que muchos otros no podía hacer. O sea, que el negocio le iba de puta madre. Por lo tanto, de carpintería mugrienta nada de nada. ¿Que usted no lee la Biblia, o qué? ¡Qué manía con meterse con el señor Roucco! Más grande tiene la casa el Felipe seis, y nadie dice nada.
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