Evaristo Torres Olivas
martes, 30 de junio de 2015
¡A la mierda!
Hay personas abyectas, malas, despreciables. Como el
periodista, por llamarlo de alguna manera, Carlos Herrera. Un señorito
chulesco, clasista, retorcido y mala gente. Acaba de fichar por la Cope, la
emisora de la Iglesia. También escribe en el suplemento dominical XLSemanal.
Sus artículos, que no son gran cosa, suelen versar a menudo sobre los comilones
que se mete entre pecho y espalda en los restaurantes caros y supercaros de
toda España. También es un amante de las corridas de toros y de las fiestas de
señoritingos. Pero no es despreciable por ser de derechas, trabajar en la Cope
y gustarle los toros. Uno puede tener las ideas que tenga y defenderlas con
argumentos, educación y respeto. Pero Carlos Herrera, que presume de caballero,
es un personaje zafio, rencoroso y cruel. En su último artículo en el Semanal
insulta a los políticos de Podemos o de las candidaturas ciudadanas que
gobiernan en algunos ayuntamientos. De los de Zaragoza dice que cuando salían
del pleno “parecía la borrachera de estudiantes recién salidos de la taberna de
la facultad”. Y con palabras todavía más despreciables insulta al alcalde de
Cádiz, de Podemos, a Manuela Carmona, al alcalde de Valencia, a Guillermo
Zapata, a quien llama “pobre imbécil”, al resto de los concejales, “chusma
gobernante” y lo que dicen y hacen,
gilipolleces. Sin embargo a Carlos Herrera le parece bien que los obispos y los
curas de su cadena se pregunten si “la homosexualidad es una patología o una
enfermedad”; y él que se descojona porque Kichi diga que su despacho en el
ayuntamiento de Cádiz es más grande que su piso, seguramente le parecerá bien
que Rouco, cardenal de la Iglesia de los pobres, viva en un piso para ricos en
el barrio de los ricos. Y seguramente, a
Carlos Herrera, un periodista mediocre, le parecerá bien cobrar varios
millones de euros en la Cope, cadena de la Iglesia de los pobres. Son elementos
con este, sembradores de cizaña y esparcidores de odio, los que te amargan un
domingo soleado de verano. Al leerlo, se me atragantó la galleta del desayuno.
¡Váyase a la mierda, Carlos Herrera, a la puta mierda!
Etiquetas:
A samugazos
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2 comentarios:
Un personaje, sin duda, repulsivo.
¡Señor, llévame pronto!
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