En su último artículo, del día 3 de marzo, titulado Tiene dinero, es intolerable, don Javier hace afirmaciones que me han hecho
reflexionar. Dice, por ejemplo, que no está de acuerdo con que “de pronto se
alce un clamor contra cualquiera, más o menos adinerado, aunque haya hecho su
fortuna sin explotar ni engañar ni sisar ni defraudar a nadie, honradamente y
gracias a su talento o a sus suerte o a su mucho esfuerzo, tanto da. Seguimos
siendo un país analfabeto e histérico, si todavía hay que explicar semejantes
obviedades”. No seré yo quien desprecie el talento y el esfuerzo. Tampoco la
honradez. Ni la suerte. El problema está en qué entendemos por talento, qué por
esfuerzo y qué por honradez. Empecemos por el talento: hace falta mucho talento
para educar a un hijo o para ser un investigador de primera; también para ser
un bróker de bolsa. Sin embargo, sacar adelante a una familia o investigar
sobre una enfermedad rara, no consigue generalmente acumular una gran fortuna.
Un bróker, utilizando las reglas del mercado, sí puede forrarse. Vayamos con el
esfuerzo: ¿se esfuerzan más un futbolista y un tenista de primera que un minero, un camionero o que el campeón
del mundo de escalar montañas heladas? En cuanto a la honradez, ¿es honrado ganar
miles de millones llenando el mundo de tiendas de Zara o de McDonald´s o
vendiendo miles de millones de botellas y latas de Coca Cola? Si lo hacen respetando las reglas del
mercado, sin engañar a nadie, si explotar a nadie y sin obligar a nadie, todo
apunta a que sí. ¿Y por qué será que a mí no me lo parece? ¿Estoy yo equivocado?,
¿lo está Marías?, ¿lo están las reglas del mercado?
Evaristo Torres Olivasviernes, 13 de marzo de 2015
¿Quién se equivoca?
Me gusta mucho el escritor Javier Marías. Lo sigo desde hace
muchos años. Con un libro suyo traducido al alemán aprendí algo de ese
endiablado idioma. Leo cada domingo sus artículos en la última página del suplemento de El País. También lo leía
hace quince años en El Semanal, antes de que lo echaran por meterse con la
santa iglesia apostólica y romana. También
sigo a otros muchos articulistas y columnistas, algunos con los que no comparto ninguna de sus opiniones,
pero que escriben muy bien. Con Javier Marías, al igual que con David Torres,
casi siempre estoy de acuerdo, además de quedarme maravillado ante su dominio
de nuestro idioma.
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A samugazos
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