“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 14 de mayo de 2014

Horror

El asesinato de cualquier persona es una barbaridad. Que una persona mate a otra refleja el lado más oscuro, lo más abyecto del ser humano. No tiene ninguna justificación; no importa el motivo: político, venganza, cuernos, celos.
  La muerte a tiros de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, es una tragedia. Como lo es la de cualquier otro ser humano que muere violentamente. Da igual que sea la presidenta de una institución, el sargento de bomberos, un peón de albañil o la limpiadora de los váteres del McDonald´s.  Supongamos que el asesinado hubiera sido un bedel de un ayuntamiento, militante de base del PP. ¿Se habría paralizado  la campaña electoral durante dos días? ¿Habrían asistido al funeral toda la plana mayor de los partidos? Tampoco hace falta decir tonterías, como ha hecho Rajoy, para deplorar el vil asesinato de Isabel Carrasco. Ha afirmado nuestro presidente que “la entrega al servicio público de la presidenta de la Diputación de León no hace sino subrayar que somos el conjunto de los españoles los afectados por esta tragedia”. Pues no, señor Rajoy, no es precisamente por eso por lo que estamos afectados. De hecho, la acumulación de cargos, doce, y la gestión de la señora Carrasco, no estaban libres de sospechas y de críticas. Si estamos afectados es porque creemos que una sociedad civilizada no resuelve sus problemas a tiros. Nos produce el mismo rechazo que un etarra asesine a Ernest Lluch, que los Izquierdo disparen sobre los Cabanillas en Puerto Urraco, o que una madre y una hija asesinen, presuntamente, a una dirigente del PP. Toda vida es única y ninguna vale más que otra. No es necesario atribuirle cualidades a la muerta, como han hecho Jesús Posada, presidente del Congreso,  o Juan José Lucas, expresidente de Castilla y León. Ni sus cualidades ni sus errores—el cobro, supuestamente, de dietas que no le correspondían—añaden o quitan nada a la tragedia que supone perder la vida de manera tan violenta, injusta y cruel.  
 
Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bien dicho. Esto sí que es para mandarlo a los periódicos.