“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 10 de marzo de 2014

Las tragaderas

En los comentarios de la anterior columna un lector me reprocha, con razón, que soy un cansino, siempre con la misma cantinela, erre que erre, sobre lo mal que lo hacen algunos políticos. Añade que no merece la pena derrochar el tiempo hablando siempre de lo mismo. Y de nuevo tiene razón, porque por mucho que se les critique, nunca pasa nada y repiten una y otra vez sus sandeces y el pueblo soberano los vuelve a elegir. Y eso dice muy poco a favor del pueblo soberano. De nosotros.
  Si en la anterior columna criticaba un artículo de una diputada del PP de Teruel, Ana Marín, en esta hago lo mismo, porque ha vuelto a escribir en el mismo periódico otro artículo impresentable. Lo titula La reforma del aborto. Me arriesgo a que los lectores me pongan a caldo de nuevo.
  El nuevo artículo no es impresentable porque doña Ana defienda el anteproyecto de ley del PP. Tanto sobre el aborto como sobre cualquier otro asunto, en una democracia todo el mundo es libre de expresar su opinión. Lo que ya no es tan defendible es que para defenderla se recurra a argumentos basados en mentiras o en medias verdades. Deberíamos defender el derecho de los políticos a expresar sus ideas, pero ser intolerantes con el engaño, la mentira y la manipulación. Aunque me temo que nos da todo igual. Si fuésemos más exigentes, doña Ana Marín no se habría atrevido a mentir como lo hace en ese artículo.
  Estamos tan acostumbrados a que nos mientan que no le damos importancia. Duele decirlo, pero en España tenemos para ciertas cosas unas tragaderas del tamaño XXL. Seguramente, si cada vez que Ana Marín—o cualquier otro—mintiera y manipulara como lo hace, el director del Diario de Teruel recibiera mil correos de protesta, no se atrevería a seguir faltándonos al respeto en el siguiente escrito. Pero nada de eso sucederá. Nos resignamos a no hacer nada. Ya sabemos que los políticos mienten, para qué perder el tiempo en criticarlo, pensamos. Tenemos políticos mediocres, en general, porque nosotros ciudadanos somos mediocres, poco exigentes y comodones. Se está mejor sentado en una terraza tomando una caña que protestando pacíficamente delante del parlamento, el ayuntamiento o la diputación, o enviando cartas a los directores de lo periódicos.

Evaristo Torres Olivas
¡Menudas tragaderas!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde luego esa actitud dice muchas cosas del pueblo ¿soberano?, y creo que hay una que es la base, un poco, de todas ellas: la falta de esperanza.

Entre la gente que cree que las cosas no pueden cambiar y la que cree que sí pueden cambiar pero prefiere dejar todo como está antes de emprender un camino, sin duda, de esfuerzo... así nos va.

Por supuesto, desde arriba se fomenta con todos los medios a su alcance la resignación general; pues sobre ella se levantan sus privilegios y su poder.