¿Y qué más se puede esperar de un país como este? Que el vestido de la infanta Leonor en la
felicitación de Navidad se haya agotado en la tienda “on line”. Y que un
periódico serio como Heraldo de Aragón le haga a la firma que lo vende
publicidad gratuita publicando en sus páginas, en vísperas del 6 de enero, el siguiente texto: “En algunos
establecimientos todavía tienen “stock” como es el caso de XXX (me niego a
publicar el nombre en mi columna) en Zaragoza, calle XXX (me sigo negando a
publicar el nombre de la calle), donde aún les quedan algunas tallas pequeñas”.
Seguramente, el redactor que ha escrito
ese texto tiene algún pariente que es socio de esa cadena de tiendas o si no es
así, quizás haya querido participar en el
embrutecimiento de un país ya muy embrutecido.
¿Nos queda algún
consuelo? Sí. En Inglaterra, el vestido que llevó Catalina (la nuera del
Orejas) en su primera foto después de parir se agotó en dos horas y se creó una
lista de espera de más de un mes. Y Justin Bieber, otro cantante que no llega a
los veinte años, también ha publicado su autobiografía y también arrasa en las
librerías.
Se equivocan quienes dicen que cada vez se lee menos. No es
cierto. La prueba la tenemos en que cuando aparecen grandes talentos como
Belén, David o Justin, los libros se agotan, al igual que los vestidos de las
princesitas borbonas, que estoy seguro de que son unas lectoras empedernidas, como
lo es su abuelo, nuestro rey.
Evaristo Torres Olivas
La gran escritora Belén Esteban
3 comentarios:
Buen artículo Evaristo, como siempre.Se te echaba de menos, tienes a muchos a los que dar guerra
Las princesitas borbonas no tienen culpa de nada.
A menudo, para "ubicarnos" entre la gente del resto del mundo, se establecen comparaciones para ver nuestra posición respecto a otras personas.
Cabe preguntarse si en algún conjunto de población sobre un territorio de una cierta entidad en algún lugar del mundo existe hoy día la costumbre de leer material de calidad, en sus más diversas acepciones... me temo que la respuesta es negativa o, quizás, de habas contadas.
De ninguna manera pretende esto exculpar a los habitantes ibéricos, sino constatar que la incultura es uno de los más fuertes pilares sobre los que se asienta el ilegítimo y criminal orden imperante. Y seguirá fomentándose en cada lugar de la forma que les sea más conveniente, pues les asegura sus beneficios y su poder.
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