Hay fotografías que nos impactaron en el pasado, impactan hoy e
impactarán en el futuro. Son intemporales. La composición, la belleza de lo que
retratan o, por el contrario, la brutalidad, la injusticia, los abusos y la
miseria que nos muestran. Hay otras fotografías que en el pasado no nos
causaron ninguna impresión y vistas hoy, nos conmueven. A mí me pasa con las fotos
familiares. Veo ahora las fotos de cuando era niño, que durante un tiempo no me merecieron ninguna consideración, y hoy me emocionan. Ver las imágenes de mis
abuelos, que con menos edad que tengo yo ahora parecen tener treinta años más,
los pantalones de pana remendados, la modestia del mobiliario de las casas, las
tareas agrícolas con mulos. Todo lo que en su día veía como normal, hoy me
produce una inmensa tristeza por la dureza de la vida de nuestros padres y
abuelos.
Algo parecido me ha sucedido al contemplar la foto que se
muestra más abajo. Es una foto de 1936, de un grupo de falangistas en la puerta
del Ayuntamiento de Sevilla. Forma parte de la exposición El golpe que recientemente
se ha exhibido en el Centro de Estudios Andaluces de Sevilla. En su día, esa
foto de unos tipos con uniforme, de señoritos trajeados y de uña señora
arrodillada fregando, sería vista como algo normal, habitual. Hoy sin embargo,
a mí me produce dolor mirarla. El contraste de pistoleros y señoritos con la mujer
arrodillada es brutal. Nadie le presta atención, tiene la misma consideración
para esa gente que un perro que casualmente pasara por ahí mientras el
fotógrafo disparaba. Una decena hombres de pie y una mujer arrodillada,
escurriendo el trapo con el que friega las escaleras. En esa imagen vemos de
golpe, brutalmente, la situación de la mujer en ese periodo, las diferencias de
clase y la ideología de la Falange. Todo en un sólo golpe de vista. Doña Pilar
Primo de Rivera y su Sección Femenina se encargaron durante todo el franquismo
de que la mujer y el perro tuvieran idéntica
consideración; se les podía humillar,
maltratar, golpear e ignorar. Para esa gentuza, se trataba de seres inferiores al
servicio del hombre, del macho ibérico.
Falangistas en la puerta del Ayuntamiento de Sevilla / ©
ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla. Archivo Serrano.
1 comentario:
Tienes razón en lo que comentas. Ahora, lo que más necesitaríamos es saber transmitir a los demás que, si no ponemos medios, podemos llegar en 20 o 30 años a una sociedad bastante similar a la que ilustra la fotografía.
Pues mucha gente sigue pensando que las escasas garantías sociales que ahora, todavía, puede disfrutar, vinieron como consecuencia "lógica" del paso de una dictadura a un régimen de partidos, otorgadas por los nuevos gobernantes u otros bulos parecidos. Poca gente sabe o recuerda que lo poco positivo que ha tenido la gente de abajo en estos últimos treinta y tantos años fue fruto de la presión popular, fueron concesiones de los poderosos para evitar lo que hubieran sido para ellos "males mayores" y poder mantener casi intactos sus privilegios y su control sobre el territorio, sobre la riqueza de todos y sobre sus semejantes.
La gente se dejó llevar por la euforia de dichas conquistas, se acomodó y se echó a dormir, mientras que ellos, día tras día, no han dejado de trabajar para recuperar lo que perdieron. Y así nos va.
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