“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 24 de septiembre de 2013

La propaganda de izquierdas

Dicen los que entienden de esas cosas que los buenos discursos son aquellos que dicen mucho con pocas palabras. Efectivamente, en estos tiempos de bombardeo constante de todo tipo de mensajes, se agradece la brevedad y la capacidad de sintetizar pensamientos de cierta complejidad en una frase. Y eso ha hecho Klaus Lederer, candidato de Die Linke en Berlín, para calificar al SPD alemán. Lo ha definido con mucha exactitud como un partido que  "hace propaganda de izquierdas y política de derechas". Esa misma frase se puede aplicar al partido hermano español, el PSOE. Cuando está en la oposición, el PSOE tiene un discurso radical de izquierdas. No hace falta tomar ejemplos de fuera, basta con escuchar a nuestros socialistas de Teruel, con su führer  Guillén al frente (no se trata de un insulto; la palabra alemana der Führer significa simplemente líder). Ahora, día sí y día también, nos bombardean con que hay que subir los impuestos a los más ricos, eliminar los paraísos fiscales, meter mano a la economía sumergida y dos huevos duros, que dirían Marx (los hermanos) y Felipe González. Hace cuatro días, cuando gobernaban, predicaban lo contrario, que bajar impuestos es de izquierdas y en cuanto a los paraísos fiscales y a la economía submarina, ni le metieron mano ni movieron un dedo. Y como los ciudadanos saben perfectamente que el izquierdismo del PSOE es pura propaganda, cuando llegan las elecciones, los  que son de izquierdas se van a la abstención y los de la derecha prefieren votar a la de toda la vida, la auténtica, antes que a otra disfrazada de Caperucita, la roja. Y para intentar practicar lo de decir mucho en pocas palabras, esta columna que normalmente tiene veinticinco líneas, la he dejado en veinte.

Evaristo Torres Olivas  

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