Evaristo Torres Olivas
lunes, 17 de junio de 2013
Pelotas
Hay gente que disfruta arrastrándose; les va hacer de
alfombra de los poderosos, de los famosos. En algunos casos esperan que
haciendo la pelota pueden obtener alguna recompensa; en otros, ni siquiera eso.
No sé a qué clase pertenece la persona que ha escrito los comentarios de unas
fotos de Cristina de Borbón que aparecen en una página de internet. Son 108
fotos de los borbones. La mayoría de los comentarios son impresentables pero
hay algunos que producen arcadas. Aquí
van mis favoritos: en la foto número
26 aparecen dos muñecas can traje rojo y cabello rubio y el siguiente pie de
foto: “El cariño que les tiene el pueblo
español a las Infantas Reales queda reflejadas en estas dos muñecas de la
Infanta Cristina y la Infanta Elena”. ¿De dónde se sacan que el pueblo
español les tiene cariño? Se trata de una afirmación gratuita, sin ningún
fundamento, cuya único objetivo es el de adular. El texto al pie de la
fotografía número 66 tampoco es muy afortunado. Reza así: “La presencia de la Infanta Cristina otorga majestad y realeza a los
actos oficiales. Sus colores preferidos son los tonos pastel y no es extraño
verla con vestidos malvas que le dulcifican las facciones y le dan un aire
inocente”. ¿En qué escala se mide el grado de majestad y realeza que una
persona le otorga a un acto? En la fotografía número 70 podemos leer que “lo
que es innegable que el estilo, el espíritu y el carácter de la Infanta
Cristina le ha hecho ganarse por derecho propio un hueco en el corazón de los
españoles. En el día de su 44 cumpleaños fue muy recordada en España”.
¿Cuántos lectores de esta columna le han hecho un hueco en su corazón a esta
mujer? ¿Cuántos de ustedes la recordaron con motivo de su 44 cumpleaños? ¡Cuánta
chorrada! Siempre me han producido rechazo las personas rastreras y aduladoras.
Yo he sido testigo de cómo a un mediocre como Arrufat, el censor, lo cubrían de
halagos y lamían el suelo por el que pisaba. Tal vez, con la esperanza de que el entonces presidente de la Diputación
de Teruel les consiguiera algún puesto, alguna subvención. O, tal vez, sin esperar nada a cambio: por simple
sumisión, porque hay gente a la que le gusta humillarse.
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A samugazos
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