Ya estoy de vuelta tras la enfermedad. Una enfermedad de
esas que tenemos los que no somos famosos: la cagalera. Nunca aparecerá la
noticia de que un presidente de gobierno, un actor, una personalidad de la
cultura y de las artes, están de baja porque se van de vareta. Es una enfermedad
poco elegante que afecta solamente a los don nadie. Durante más de dos
semanas solamente he escrito dos artículos de opinión que me han publicado en
el Diario de Teruel. Seguramente no se habrán enterado de que soy el malhablado
que el censor Arrufat expulsó del diario. Durante los días en que no he escrito, han
pasado muchas cosas en Teruel, en España y en el mundo. En Teruel, el alcalde
Blasco pronunció solemnemente en el último pleno del Ayuntamiento unas palabras
que solamente se le ocurren a alguien de su capacidad intelectual: “España
sigue siendo de misa, procesión y vino español”. Le dedicaré una columna en los próximos días.
En España, se ha producido el retorno no del Jedi sino del hombre de la capa,
Aznar. Quiere volver para salvar España. A este no le dedicaré ninguna columna.
En el mundo la noticia más destacada ha sido la de un actor, Michael Douglas,
que ha hablado con pelos en la lengua: el cáncer que padeció se lo causó la
práctica del cunnilingus. Tampoco escribiré una columna sobre un asunto al que le
han dedicado muchas líneas, algunas de dudoso gusto, en las páginas de los
periódicos. También me han servido estas dos semanas para darme una cura de
humildad: yo creía que las entradas a mi blog se debían al interés que
despertaba en un puñado de lectores de Teruel, pero me he dado cuenta durante
estos días que escriba o no escriba, el número de entradas es el mismo. Puede
interpretarse de dos maneras: la
primera, que mis lectores entran para
ver si hay una columna nueva; y la segunda, que es la más probable, que las
entradas al blog, salvo alguna que otra excepción, se deben al azar. Al igual
que yo entro en algunos blogs por casualidad o por curiosidad, lo mismo hacen
conmigo. Viene bien para que me baje del pedestal. Y además explica por qué yo
tengo cagaleras y la gente importante sufre cefaleas.
Evaristo Torres Olivas
Un imitador de Michael Douglas
3 comentarios:
En mi pueblo se llaman caguetas. Por cierto, las cagaleras pueden ser mentales y producidas por miedo, temor, terror, espanto, pánico, susto, pavor,...
Las caguetas son caguetas, aunque sean sinónimo de cobarde.
Y no has hablado de la posibilidad de mandar a Marte, desde Teruel, a tanto y tanto inepto. Pero lo harás, ¿verdá?
Un abrazo.
El fallecido Chavez, el presidente venezolano, tuvo un incidente con las caguetas digno de mención, creo que en el "you tube" está la narración de los hechos contada por el mismo; no tiene desperdicio.
Eso si, la anécdota, se produjo mucho antes de ser Presidente, cuando era el soldado "Chavez".
En cuanto a las entradas al blog, yo al menos, lo miro todos los días que me acuerdo, para ver a quién le has estampado el estacazo y durante estos días, también, para ver si aún seguías mantudo.
Un saludo.
Tampoco has hablado de la "sección de astrofísica" de la provincia de Teruel en la que su ilustre Director, Gerente, o como se le haya ocurrido llamar al jefe del cotarro, haya declarado que "no tiene temor a que no lleguen las inversiones para la compra del supertelescopio, que tienen un remanente del que pueden ir tirando.....".
Y que a mí me descuenten de mi sueldo para que haya remanentes para esto.... ¡manda huevos!
Memos, cagamandurrias y salvadores de la patria hay para aburrir en este país.......
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