“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino
lunes, 6 de mayo de 2013
La pizpireta y el tontolculo
Los símbolos son muy importantes. No es la primera vez que
hablo de los signos en este blog pero como cada día me encuentro con nuevas
muestras de su mala utilización, vuelvo a insistir sobre lo mismo. Cuando se
quiere ridiculizar a una persona de derechas, se le colocauna camiseta con cocodrilo en la pechera o
unos ribetes con la bandera española en el cuello y las mangas. Vean a la
pizpireta y al tontolculo que aparecen en el video que acompaña a esta columna.
Cuando se quiere caricaturizar a un empresario poco amigo de la democracia, se
le pinta con gafas oscuras de marca yun
cochazo Mercedes o BMW. El PSOE es muy
amigo de hacer videos de esta clase, abusando de tópicos y estereotipos; pero cuando a un socialista obrero español le nombran
alcalde, aunque sea de un pueblo de cuatro gatos, lo primero que hace es
agenciarse un Audi, Mercedes o BMW y disfrazarse de Lacoste,Burberry, Ralph Lauren o Tommy Hilfiger.
También les gusta a los súbditos de Rubalcaba esconderse detrás de unas gafas
de sol Ray-Ban o Hugo Boss. El paso siguiente en el ascenso social de la pseudo
izquierda es acceder al coche oficial
con chófer-guardaespaldas, emulando a los poderosos.Es su meada de perro para marcar territorio y
comunicar al resto del mundo quién es el
amo. Las izquierdas de pacotilla
justifican el uso del coche oficial con que están tan ocupados que no pueden
perder el tiempo conduciendo. Arguyen que recorren 40.000 kilómetros, o más, al
año. Los mismos que hacen los representantes de ferretería o de productos
farmacéuticos. ¿Se imaginan las llaves inglesas o las cremas dermoprotectoras
que podrían vender si en lugar de
conducir dedicaran ese tiempo a llamar a los clientes y a preparar sus
ofertas?¿Y qué me dicen del fontanero o
del electricista? Si tuvieran un chófer, podrían dedicar el tiempo del viaje a diseñar
las instalaciones y a calcular los metros de tubería o de cable. En un país con
seis millones de parados, con recortes y hachazos a todas las políticas sociales,
nuestros dirigentes que se dicen de izquierdas deberían tener un mínimo de
sensibilidad y además de llevar un pin con una bandera republicana en la
solapa, podrían tener la decencia de renunciar a su coche oficial. Sería un
hermoso gesto. Todo un símbolo.
Evaristo Torres Olivas
¡Qué graciosas y qué listas son las chicas de las Juventudes Socialistas!
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