“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 22 de abril de 2013

El pajarito chiquitico

Las personas han de ser coherentes en sus ideas y en sus actos. De lo contrario, pierden credibilidad. Mantener esa coherencia es importante en todos los ámbitos pero especialmente en la política. No se puede estar contra el divorcio y divorciarse, no se puede estar elogiando el amor a la esposa o al esposo e irse de putas o de putos, tener dos amantes  o una Corinna o un Corinno.  No se puede ser socio de una organización de protección a los animales y cazar elefantes. No se puede criticar a la derecha por mezclar política y religión, a los obispos por meterse en asuntos que no les competen, pero callarse cuando los que mezclan todo son de la izquierda. Chávez, por ejemplo. Y su sucesor, Maduro, que más que un dirigente con ideas propias parece un disco rayado que consume su tiempo en alabar al difunto presidente. Y  a decir tontadas como que Chávez se le apareció en forma de “pajarico chiquitico”.  Un dirigente no puede decir esas bobadas. Ni tampoco largar con toda tranquilidad que entró en una iglesia en la que había un retrato de Chávez. ¿Qué cojones pinta la foto de un político en una iglesia? Toda la izquierda se partió de risa con la niña de Rajoy o con sus gilipolleces con “los chuches” pero se queda callada cuando  Maduro aparece en los mítines haciendo el payaso con un sombrero de paja con un pájaro de plástico encima. O se mantiene la coherencia, criticando las sandeces ,vengan de donde vengan, o el discurso pierde credibilidad y los políticos, ya suficientemente desprestigiados, aún se hunden más en el pozo del desprecio de los ciudadanos. Desde la izquierda no se puede caer en el doble rasero, la doble vara de medir, no se puede criticar a los dirigentes de la derecha que colocan a sus parientes en los puestos de mando, como Aznar a Botella y callarse ante Chávez que tiene a media familia enchufada en las instituciones de Venezuela. O la saga de los Castro en Cuba. Hay que admirar lo que hacen bien y darles caña con las cosas que hacen mal, rematadamente mal. Un aspirante a presidente como Maduro no puede hacer el canelo diciendo que su predecesor se le aparece en forma de pájaro. Deberían castigarle obligándole a aprenderse los discursos completos  de Fidel Castro.

Evaristo Torres Olivas

Tonterías, las justas
 
 
Llamarse Maduro y hacer el payaso de esa manera no cuadra

1 comentario:

Anónimo dijo...

No estoy para nada de acuerdo en esa coherencia que parece que exiges absoluta. El ser humano es contradictorio. Dijo Seneca a sus oyentes que no esperasen que él hiciese todo aquello que predicaba, es mas compleja la cuestión en mi opinión. Como dijo Pascal "El corazón tiene razones que la razón no entiende". Yo creo que se puede criticar la hipocresía cuando esta se da, pero la incoherencia es para mi parte de la contradicción y la belleza del ser humano y lucho cada día por ser lo mas coherente posible. Quiero decir con esto que estoy de acuerdo en que la coherencia es un bien necesario y deseable.