“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 18 de abril de 2013

Cartulinas y micrófonos: armas de destrucción masiva

Voy a dedicarle unas líneas al escrache a Lanzuela en Cella. Se ha hecho un mundo de algo pequeño, insignificante. Sé de qué hablo porque estuve allí. Lanzuela no estuvo, pero no le impide hacer precisiones sobre lo que sucedió. Y exageraciones. Y manipulaciones. Ha echado mano de las consignas del PP y se ha dedicado a esparcir porquería a los cuatro puntos cardinales, la porquería elaborada en el laboratorio dirigido por Cospedal. Los reunidos no superaban la treintena de personas, entre ellas media docena de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión y otra media docena de niños. Es decir, una marabunta peligrosa. Tan peligrosa que Lanzuela, que no estaba en Cella, se ha visto obligado a diagnosticar que “estos métodos de coacciones y acoso los empleaban nazis y comunistas el siglo pasado”. Los treinta participantes iban armados: con micrófonos, cámaras de fotos, y unos círculos de cartulina con el texto “sí se puede” y “pero no quieren”; los niños iban equipados con objetos tan contundentes como balones y PlayStation. Y para hacer frente a una masa tan enfervorizada, dos furgones de la Guardia Civil,  dos tenientes y siete guardias de  dos colores, verdes y negros, con pistola, porra, pinganillo, gafas de sol de chulo de discoteca, pelo rapado y cara de pocos amigos. Ya solo faltaban tanques, helicópteros y algún  avión de combate en alerta en el aeropuerto de Caudé. Eso sí, el señor Lanzuela, que no estaba en Cella ni se le esperaba, manifestó a los periodistas del Heraldo que los agentes actuaron “con exquisita prudencia e impidieron que pudiera haber algún incidente”.  Efectivamente, actuaron con exquisitez porque lo normal hubiera sido inflar a hostias a los asistentes que pretendían dejar una carta en el buzón de la casa del señor diputado. Así se hacía en tiempos de Franco cuando algunos de sus ministros que después militarían en el partido del señor Lanzuela, proclamaban que la calle era suya.  Nada ejemplar, por el contrario,  fue el comportamiento de los manifestantes (¿escrachistas?): cuando el jefe de los guardias, el que llevaba dos estrellas y uniforme negro, comentó con voz viril que él no tenía competencia para acceder a tal petición, los muy cobardes se dieron media vuelta y se fueron a sus casas. Durante los diez minutos que duró el acto de hablar con el mando y la lectura de la carta que no dejaron depositar en el buzón, el pueblo de Cella estuvo con el corazón en un puño, temiendo lo peor.  Ni un alma en las calles. Algunos miraban angustiados tras los visillos. Solo se escuchaba el ulular del viento. Tensión. Miedo. Unos enloquecidos activistas con cartulinas y micrófonos frente a un puñado de valientes soldados de la Benemérita dispuestos a arriesgar su vida para que los cellanos puedan vivir en paz. La alegría volvió al pueblo cuando los cobardes manifestantes se dieron media vuelta y se fueron con el rabo entre las piernas.

Evaristo Torres Olivas
La exquisitez de los grises cuando mandaban los ministros que después fundarían el partido del señor Lanzuela
 

2 comentarios:

abogado dijo...

Con Franco lo pasábamos mejor. Mira la foto que ilustra tu columna:los grises van con una porra y un casco rudimentario; teníamos alguna posibilidad. Ahora parecen robocot y te inflan...puede que sea lo único que ha mejorado.

Anónimo dijo...

Tremendo lo de Lanzuela, cuentan los atemorizados ciudadanos de Cella que no lo ven por el pueblo desde las últimas elecciones. Quzás sea para evitar esas masas enfervorizadas . Eso si los 1800 € de dietas parece que si se los lleva.