“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 6 de marzo de 2013

Políticos de medio pelo

Si el lunes escribía en este blog que PSOE y PP la misma m… es (la eme y los puntos suspensivos significan mierda), la contestación de Ana Marín a Piñeiro (Diario de Teruel del 2 de marzo) me confirma que, efectivamente,  estamos frente a la misma porquería. ¿Qué hemos hecho los ciudadanos para merecernos a estos impresentables? En el caso del Piñeiro, podríamos ser un poco más tolerantes con su bisoñez, dada su juventud. Pero doña Ana tiene 42 tacos de calendario y no se puede tener la misma tolerancia. Además, Piñeiro no cobra del erario (de momento, porque dados los genes que tiene, su objetivo en esta vida será vivir del cuento de la política), mientras que la señora Marín, que es diputada pepera en las Cortes de Aragón, nos cuesta un  huevo a los ciudadanos. Si se hiciera el cálculo de su rendimiento (el cociente entre lo que produce y lo que consume) el resultado sería de una total ineficiencia. Al igual que Piñeiro, recurre a la selección y manipulación de las cifras y al y tú más y dos huevos duros. Más que dirigirse a los ciudadanos (que les importan un higo), se dirigen a los suyos con la esperanza de  que les jaleen y les reserven un puesto remunerado o les prorroguen el que tienen en las próximas elecciones. Tanto Piñeiro como Marín, seleccionan los números que les convienen, fuera de contexto,  se los lanzan a los morros y de paso aprovechan para descalificar al partido del otro y a sus dirigentes, pero no con análisis y argumentación sólidos sino con zafiedad, inquina y mala uva. Le reprocha doña Ana a don Diego “que se permita opinar sobre mi inteligencia [la de doña Ana]” porque, afirma,  “no tengo el gusto de conocerle”. La verdad es que leyendo los artículos que publica doña Ana Marín y los que escribe don Diego Piñeiro, no es necesario conocerles más para darse cuenta de sus limitaciones. A ambos les recordaría que no se deben utilizar el 11M y las 192 víctimas para criticar al adversario. Si yo fuera un familiar de alguna de los que murieron en esos atentados o de los 1.858 heridos,   y me enterara de que dos políticos de medio pelo, como son Piñeiro y Marín, utilizan la memoria de las víctimas con fines partidistas, me iba a ciscar en todos sus muertos de las últimas cinco generaciones.

Evaristo Torres Olivas  
De medio pelo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Habría que preguntarse qué víctimas -mortales o no- de cualquier acto que pueda tener una cierta relevancia política no han sido usadas para atacar al adversario (o, en algunos casos, enemigo) político.

Por desgracia, en casos como el del 11M, también las propias víctimas se han dejado alinear, en su mayoría, del lado de un partido mayoritario o del otro. Es así de triste.

Lo que también está claro es que las menos utilizadas políticamente han sido las personas agredidas o muertas por personal al servicio del estado español y/o por la extrema derecha. Mayormente, porque al contrario que otras, casi nunca salen en los telediarios y, si lo hacen, es para ser rápidamente metidas en el cajón del olvido.
Y claro, para la mayoría de la gente lo que no sale en la TV no existe. Si cometes el atrevimiento de señalar alguno de estos otros muertos te miran como si fueras un loco, un idiota engañado o una persona "peligrosa". En cualquier caso, persona non grata que perturba la paz del dominado y, más importante, los esquemas mentales oficiales, y eso casi nadie lo tolera bien.

Somos pastoreados, mientras eso no cambie... y es difícil de atajar, apañados vamos. Harán de nosotros lo que quieran.