Samugos y samugazos

En mi pueblo, y seguramente en muchos otros de Teruel, un samugazo es un golpe, un azote, un limpiamocos, un bofetón. Y con la etiqueta A samugazos he querido comenzar esta nueva etapa del blog. La primera recoge los textos que bajo el título de A palo seco escribí en el Diario de Teruel hasta que el samugo* llamado Antonio Arrufat  lo prohibió. La segunda etapa, bajo la etiqueta de A estacazo limpio, incluye las columnas escritas desde que dejé de publicar en el Diario de Teruel hasta el mes de agosto de este año. Palo, estacazo, samugazo, palabras que denotan violencia, golpes, agresión. Alguno podrá pensar que yo soy un tipo vengativo, un psicópata de la motosierra, de la puñalada trapera o de la navaja de siete muelles. Nada más lejos de la verdad. Jamás le he puesto la mano encima a nadie. Ni siquiera de crío recuerdo haberme peleado con nadie. En la mili me “apunté” a trabajo de oficina para no pegar tiros y en una escuela, o como se llame, de artes marciales a la que asistí cuando vivía en Zaragoza duré una semana. Por dos motivos: el primero porque me jodía tener que saludar cincuenta veces a un gilipollas que se pasaba la hora gritando; y el segundo porque un imbécil que se creía el  clon de Bruce Lee me dio una patada en el estómago y acabé en urgencias.  Los únicos combates que me gusta mantener son los dialécticos. Como ciudadano me siento agredido todos los días por unos malhechores, soplagaitas y soplapollas que se hacen llamar clase política y que día tras día se esfuerzan para joderme la existencia. Me suben los impuestos, construyen aeropuertos sin aviones, plazas del Torico con luces de puticlub que no funcionan y plazas de Domingo Gascón que parecen chatarrerías en el centro de la ciudad; obligan a mis hijas a marcharse fuera de España (como hizo Franco con mis padres y conmigo), malgastan el dinero público en Gürtels, EREs fraudulentos y otros robos o dilapidan nuestros impuestos sentando el culo en el escaño y rascándose los huevos en los parlamentos, creando puestos de asesores para familiares y amiguitos del alma o de chóferes para que quemen gasolina y los lleven a cortar cintas o a hacer como que plantan árboles, porque otra cosa no saben hacer. Y ante tanta marrullería, no hay más remedio que responder a palo seco, a estacazo limpio o a samugazos.

Evaristo Torres Olivas

*Samugo:
1. m. Alb. y Ar. Persona terca y poco locuaz