“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 28 de septiembre de 2012

No progresa adecuadamente

Yo soy lector de los suplementos dominicales de los periódicos. En el retrete. Un buen lugar, el retrete, para leer. Junto a los champús, geles, colonias y cremas, tengo libros y suplementos dominicales. Elijo siempre textos que se puedan leer de una sentada (no es necesario que precise más): un relato breve, un cuento, un reportaje o una columna de opinión. Con frecuencia, de esas lecturas en el escusado brotan las ideas para escribir columnas para el blog. Por ejemplo, esta.  El domingo 16 de septiembre, el escritor Javier Cercas contaba en su habitual colaboración en El País Semanal que “decir que no vivimos en una democracia es insultar a quienes no viven en una democracia”.  Y esa frase me hizo reflexionar, sentado confortablemente en el inodoro. Claro, me dije,  todo depende de lo rigurosos o laxos que seamos al definir qué es democracia. Si comparamos la situación actual con la dictadura de Franco, ciertamente vivimos en democracia. Pero a lo mejor, y siguiendo un razonamiento parecido al del señor Cercas, decir que el régimen de Franco fue una dictadura es insultar a quienes sufrieron a Stalin, Pol Pot, Pinochet, Idi Amin, por poner solo unos ejemplos. Y es que tal vez, y dándole parcialmente la razón al señor Cercas, los grandes conceptos como democracia, justicia, libertad, dictadura, raramente se presentan en la realidad en estado puro, todo o nada; puede que en la democracia y en la dictadura haya grados, en función del modelo ideal que cada uno tenga en mente. Y así, a la hora de valorar a la dictadura de Franco, yo puedo  opinar y opino que en una escala de uno al diez, el régimen franquista tendría un notable alto, y que la actual democracia española, la de los Gürtel, ERES, dívares, nepotismo y choriceo, no progresa adecuadamente. Necesita mejorar mucho. Tanto que, como siga así,  tal vez haya que cambiarle el nombre o ponerle alguna palabra que la escolte, a modo de tutor o de profesor de refuerzo: democracia formal, cuasi democracia, pseudo democracia, mini democracia, democracia aguada, democracia aparente. O democracia picada, como los toros. Para debilitar al ciudadano y obligarle a humillar la cabeza. Para ahormarnos, que dicen los entendidos.

Evaristo Torres Olivas
 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La cuestión, para los de arriba, viene a ser: hagamos lo que sea y llamémosle como mejor convenga; pero siempre de manera que sigamos viviendo a costa de los otros 6000 y pico largos millones de personas habitantes de este planeta.

Si existen las democracias parlamentarias, a mi modo de ver, es por dos razones: una, para acallar las luchas del pueblo cuando las hay haciendo concesiones (y así la siguiente generación ya sale "desactivada"); dos, porque encubrir la dominancia y la represión convenciendo a la gente con la inmensa potencia de la educación y los mass media les ha resultado mejor que el estacazo en la cabeza a cara descubierta.

Además, en el primer caso, pueden domesticar a la mayoría de partidos de izquierda contentos y deseosos de pasar de la pobreza a tocar poder y una jugosa porción del pastel.
A cambio, tienen que tragarse (al principio, luego lo asumen con alegría) más sapos que un millón de garzas y, por supuesto, servir de contención y de referencia política, evitando así que la gente pueda librarse de la ya milenaria explotación de unos seres humanos por otros. Ya que sus aspiraciones se ven sofocadas por las mentiras y las traiciones de estos partidos de izquierda.
Para rematar la jugada y alejar de las mentes de la población cualquier intento de cambiar las cosas de verdad, siempre está a mano el ejemplo de las dictaduras marxistas... con sus atroces resultados no sólo en vidas, que por supuesto, sino en libertades.
Así, pasándose la pelota de la izquierda a la derecha y echándose en cara cada uno las barbaridades cometidas se nos va pasando la vida... .

Quizá la cuestión sea si dará tiempo (o habrá fuerzas, recursos y empuje suficientes) para mandar a la mierda a las izquierdas y las derechas, gestionando la vida las personas cara a cara, sin intermediarios, jefes ni subordinados, antes de que el planeta acabe con nosotros o nosotros con él, que viene a ser lo mismo.

Luis Antonio dijo...

Todas las dictaduras son malas, cualesquiera que sean sus signos. Y en lo que respecta a la "democracia que nos han dado",coincido contigo: NECESITA MEJORAR y alguna que otra convocatoria extraordinaria...
Saludos

Anónimo dijo...

Sí, todas las dictaduras son malas.
Lo que pasa es que tomamos como dictadura, habitualmente, donde un jefe del estado hace y deshace a su antojo acompañado y ayudado por un equipo gobernante leal.

Echar un voto en una urna cada 4 años y que el gobierno, un poquito el congreso y menos el senado; o, en su caso, el gobierno o cámara territorial de una autonomía, viene a ser -si queremos verlo así- una dictadura que cuenta con más gente a la hora de tomar decisiones. Pero esas decisiones siguen siendo tomadas entre 4, que además, "casualmente" o son "los mismos de siempre" o los que se han asimilado a "los mismo de siempre".
Es decir que en la dictadura típica las decisiones de gran calado las toman entre, pongamos, unas 20 personas (con la última palabra en manos del dictador), y ahora participan, pongamos, unas 500 personas, con la última palabra del gabinete de gobierno en la mayoría de los casos.

La diferencia, en proporción a la población, sigue siendo irrisoria. Si a eso sumamos que, como vemos habitualmente (ya desde antes de la crisis), los gobiernos están sometidos por la economía a la voluntad de banqueros y multinacionales, entonces lo que hace el votante en las urnas, aparte del ridículo, es firmar un cheque en blanco a los poderosos. Pues tras su voto no puede ejercer NINGÚN control sobre las acciones de quienes votó.
Ahora, por ejemplo, ese cheque en blanco que firmaron varios millones de personas es utilizado para hacer responsable a la población de la "deuda". La mayoría de la población no ha abalado ninguna deuda con nadie, pero como los gobernantes pueden hacer lo que les da la real gana, se amparan en que "las urnas los pusieron allí y son "legítimos" para endosar el pago de la deuda a la población.
Bueno, los políticos, empresarios, banqueros, conferencia episcopal, casa real, etc.. también son población, pero la situación política les declara exentos de cualquier pago.

Por otro lado, la prensa que se ve en los kioscos, es al 99%, la voz del PPsoe.
Sin embargo, en una dictadura, se considera que la prensa no es libre, y así se ve claramente que es la voz del gobierno.
Aquí, la prensa y la TV, son la voz del gobierno y del gran partido de la oposición, que son los mismos según toque el turno. Sin embargo, muchos son diarios "independientes" y, por supuesto, todo el mundo loa y se inclina y habla y babea con la "libertad de prensa que nos trajo la "democracia". O sea, que la mejora, si nos atrevemos a denominarla así, es para echarse a llorar.