El cero y el infinito

Hay noticias que acojonan. Como la que publicaba el Diario de Teruel el lunes, 10 de septiembre con el siguiente titular: Voyager 1 se acerca al infinito 35 años después. Para los que no tenemos grandes conocimientos científicos—ni tampoco pequeños —hay cosas que no nos entran en la mollera y nos producen desazón. Infinito es lo que no tiene fin,  como por ejemplo la sucesión de números naturales o la ambición de un político. Pero que no tenga fin no quiere decir que no tenga principio. Así, los números naturales empiezan con el cero o el uno—depende de los autores—y la ambición de los políticos empieza cuando son un cero a la izquierda. Eso lo entendemos todos. Pero nos cuesta mucho más entender que un artefacto como el Voyager, empezando desde cero y viajando a toda leche, después de 35 años se acerque al infinito. No tiene sentido. Al infinito ni te acercas ni te alejas porque hagas lo que hagas nunca llegarás al final, aunque vayas a toda pastilla, aunque viajes a la velocidad de la luz. Acercarse al infinito supondría que el infinito es finito, lo cual sería una chorrada como un templo, similar a afirmar que existe un círculo cuadrado o triangular. Los círculos son redondos o viciosos pero nunca cuadrados. A diferencia de  los políticos, que además de ser unos ceros y  unos viciosos pueden llegar a tener unos cabezas cuadradas o el  pensamiento retorcido.  Por ese motivo la ciencia es racional, exacta y limpia y la política irracional, fiable como un escopeta de feria o un horóscopo y sucia.  De ahí que hablar de ciencia política sea tan contradictorio como hacerlo  de la justicia de Franco.  En lo único que coinciden la ciencia y la política, si es que he leído bien el artículo del Diario de Teruel, es en que “el Sistema Solar está envuelto en una burbuja de viento solar conocida como heliosfera” y nuestro sistema político también está envuelto en una burbuja de viento apestoso conocida como especulación y corrupción. De todas maneras, aunque de ciencia no entiendo mucho y de política se entiende todo en dos minutos,  yo tengo mucha más admiración por los científicos que por los políticos. Infinitamente más.

Evaristo Torres Olivas