Amnesia

Si como consecuencia de un golpe hubiera perdido la memoria y a continuación  hubiera escuchado a Rubalcaba en la tele, habría dicho que ese hombre es el que necesita  España para salir de la crisis y encarar el futuro con esperanza y confianza. Brillante, rápido de reflejos, magnífico comunicador. Maneja datos, contesta a las preguntas, no da rodeos. Sabe mezclar lo general con lo próximo, lo cercano: “el otro día estuve hablando con un empresario vasco; hace unos días una mujer de Cuenca me envió una carta”. El gobernante completo, capaz de enfrentarse a Merkel por el bien de España pero también tiene tiempo para hablar con una señora de Cuenca o con un señor de Vitoria. Y si se le compara con el lerdo—políticamente hablando—de Rajoy, entonces no hay color. Rubalcaba es el salvador de España. La putada es que no he recibido ningún golpe en la cabeza que me haga perder la memoria y que el brillante Rubalcaba que escuché el lunes 17 de septiembre en una  entrevista en la Primera con seis periodistas es el mismo que hace un año era vicepresidente del Gobierno de Zapatero y por lo tanto vice responsable de la situación desastrosa en la que se encontraba España cuando perdieron las elecciones el 20N. Si en esa entrevista Rubalcaba supo hacer un diagnóstico acertado de la situación de España y supo dar soluciones para mejorarla ¿por qué cuando gobernaban no pusieron en marcha ninguna de las recetas que ahora parecen tener? Seguro que si se lo hubieran preguntado habría dado una respuesta brillante pero el problema con Rubalcaba es que ya ha tenido su oportunidad y la perdió. Lo que el país necesita no son respuestas brillantes sino hechos y los hechos demuestran que el proyecto de Zapatero en el que Alfredo Pérez Rubalcaba era uno de los pilares fundamentales fue un rotundo fracaso. Lo que no quita para considerar a don Alfredo una persona inteligente, brillante orador y seguramente un magnífico profesor universitario. Debió alejarse del mediocre Zapatero y no lo hizo en su momento. Pretender ahora enterrar ese pasado es una tarea imposible. A no ser que nos den a todos un golpe en la cabeza y perdamos la memoria.

Evaristo Torres Olivas