“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 9 de julio de 2012

El populista Guillén (3)

A una persona con estudios superiores, lo mínimo que se le puede exigir es que escriba sin faltas de ortografía. Si esos estudios superiores son de Filosofía y Letras, además de escribir sin faltas, se espera que la sintaxis sea si no exquisita sí correcta. ¿Qué pasa sin un licenciado en Filosofía y Letras escribe esto? Que le regalaron el título sin pisar las aulas o que, tras la obtención de la licenciatura, un golpe en la cabeza le hizo olvidar todo lo aprendido. El caso del populista Guillén es grave. No solamente escribe con faltas de ortografía y con una sintaxis zarrapastrosa, sino que además, siendo diputado, no sabe ni el nombre de la ministra a la que critica en el artículo. La llama “Ministra Blanco”, con falta de ortografía. A doña Ana Pastor le pone el apellido del anterior ministro de Fomento, José Blanco. Tal vez sea un lapsus, un resbalón, un tropezón o que los socialistas obreros españoles se resisten a abandonar el poder y siguen llamando a los ministros del PP con el mismo apellido que tenían sus antecesores del PSOE.  Don Vicente, para hacerse el gracioso, utiliza frases gastadas, como la de amiguito del alma. Se molesta el diputado porque la ministra ha recordado “la grandeza de Labordeta, que la tiene, aunque el PP le insultara en su etapa de Diputado (otra falta de ortografía: yo he contado en el texto más de veinte) y tuviera que mandarlos ¡a la mierda¡ (más faltas), en una expresión de hartazgo”. Acusa al PP de cosas raras: de practicar  “un revisionismo de la historia más actual, la que hemos vivido muchos y haciendo una utilización que, como Lázaro, levantaria (otra falta) de la tumba al propio Labordeta”.  El Lázaro al que se refiere no debe de ser el personaje bíblico sino el “amiguito del alma” de don Vicente, Francisco Lázaro Polo, el mismo que en una de sus memorables barderas en el Diario de Teruel, ponía a caer de un burro a Labordeta y a mí a caer de dos burros porque osé defender al cantautor aragonés. Mi contestación a sus insultos no la publicaron pero pueden encontrarla aquí y aquí.  Pero eso no le impidió a don Francisco, cuando ya era director de la UNED de Teruel (¿quién lo colocaría ahí?), escribir un hermoso texto a la muerte de don José Antonio. Guillén y Lázaro son de la misma calaña: son capaces de decir una cosa y su contraria en cuestión de días. Eso sí, las cosas como son, Francisco Lázaro Polo escribe mucho mejor que Vicente Guillén Izquierdo.
 
Evaristo Torres Olivas
Para Guillén y sus amigos del alma, Labordeta puede ser, en el espacio de unos meses, un perroflauta o un gran poeta de Aragón

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