Evaristo Torres Olivas
jueves, 14 de junio de 2012
La economía y la petanca (2)
La economía y la petanca se parecen en que ninguna de las dos es una disciplina científica. Yo aún iría más lejos y afirmaría que aunque ninguna de las dos es científica, la petanca se aproxima más que la economía. En el juego de las bolas, si se siguen ciertas reglas y se tiene el pulso firme, es posible predecir los resultados. Las reglas y las técnicas son iguales para todos. En economía no sucede lo mismo. Cada economista se inventa sus reglas, con frecuencia contrarias a las de otro economista, y las predicciones, tanto las de uno como las del otro, no se cumplen nunca. La economía está en este sentido (en el de la metodología y el número de aciertos), al mismo nivel que la astrología, el tarot o adivinar el futuro mediante la observación de las cagarrutas de cabra o la mirada de un búho. Los economistas, en lugar de decirnos que no tienen ni puñetera idea de cómo arreglar la actual situación, hacen como un conocido que se dedica a hacer todo tipo de reparaciones sin ser experto en ninguna: si le pides que te haga un diagnóstico del aparato que le has encargado reparar, siempre te contesta lo mismo: pueden ser mil cosas; y, casi en la totalidad de las ocasiones, te deja el aparato como estaba o peor. Pues los economistas, lo mismo: entre las mil cosas que han causado la crisis están los bonos basura, la caída del consumo, la baja productividad y competitividad de las empresas españolas, la rigidez del mercado laboral, la inexistencia de una industria puntera, mucho ladrillo y poca investigación. Pero lo peor es que también tenemos mil soluciones que se contradicen; así, para algunos hay que bajar los salarios para ser más competitivos pero para otros, hay que subirlos para reactivar el consumo. Unos proponen austeridad en el gasto público mientras que otros apuestan por que desde el Estado se gaste más para generar actividad pública que repercuta en el sector privado. En definitiva, que cuando una cosa y su contraria pueden ser igualmente indicadas, lo más probable es que ninguna de las dos sirva para nada. Si el mismo medicamento sirve para engordar y para adelgazar, seguro que se trata de un timo de charlatán.
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A estacazo limpio
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1 comentario:
A ver Evaristo. Lo que te ocurre a ti es que eres un agnóstico.
Estamos igual que hace 3000 años, entonces eran los dioses y ahora los mercados.
De todo esto siempre se aprovechan los listillos, entonces y aun ahora hay seudo interpretadores de los designios de los dioses o del "Dios Verdadero, engendrado y no creado....", que se aprovechan del resto de sus congéneres, "interpretando" los designios, e igual que exigían el sacrificio de una cabra o una virgen o los "diezmos", ahora hay una casta de economistas y adlateres, que se han dado cuenta del chollo que es el "interpretar" los designios de los mercados y nos están dejando en bolas.
Pero como tu dices lo peor es que no tienen ni pajolera idea, vamos que como decía mi madre: "Después que le vi el culo, dije que era hembra".
Los del tiempo de Aragón Televisión, aciertan bastante más.
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