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“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino
El cristal
¿Por qué se habla tanto del derecho a la propiedad privada y tan poco del derecho a la propiedad pública? ¿Por qué tiene tan buena prensa la privatización de empresas públicas y tan mala la nacionalización de empresas privadas? ¿De dónde procede el dogma de que la gestión privada es más eficiente que la pública? Puedo entender que uno tenga derecho a tener su casa, un campo de cultivo, un perro y una tabla de windsurf. Pero ¿es lógico que las costas, los minerales y los hidrocarburos sean explotados privadamente y que los beneficios de su explotación no recaigan sobre el conjunto de la sociedad? ¿Es Evo Morales un fundamentalista intransigente por querer que la distribución de la electricidad sea una competencia del Estado? ¿Se ha equivocado Argentina cuando ha nacionalizado YPF? ¿Acertó España cuando privatizó Telefónica? La respuesta a todas estas preguntas depende del cristal con que se mire, de la ideología de cada cual pero no de teorías científicas ni de verdades absolutas. A mí, que miro a través del cristal de la izquierda, siempre me han llamado la atención aquellos políticos y empresarios que hablan de espíritu de equipo, de que la empresa es una familia en la que todos colaboran, de que debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a esa gran nación que es España, de que todos debemos contribuir a sus prosperidad y engrandecimiento, pero a la hora del reparto de beneficios, unos se quedan con los lomos del pescado y a otros no les dan ni las raspas. En una familia de verdad, se protege a todos los miembros, no les hace una reforma para echarlos a la calle: lo que hay se reparte entre todos. Sentirse orgulloso de ser español y patriota y querer hacer de España una nación (un estado, una nación de naciones, un estado de estados, o como carajo queramos llamarlo), cada día más grande y más próspera, no creo que consista en recurrir a la “ingeniería” financiera y a las SICAVs para pagar menos impuestos o a los paraísos fiscales para no pagar ninguno. Ni tampoco en la economía sumergida ni a concederte hipotecas que si no puedes pagarlas por no tener trabajo, no solamente te quitan la casa sino que sigues debiendo al banco que te perseguirá hasta dejarte en bragas o en calzoncillos y quitarte hasta el empaste de las muelas.
Evaristo Torres Olivas
Todo depende del cristal
1 comentario:
Evaristo: en una familia de verdad, lo que hay, se reparte entre todos. El problema viene en que en esta sociedad no somos una familia, ni todos colaboramos en función de nuestras posibilidades.Los hay que siempre sacan tajada:políticos (a cualquier nivel),sindicalistas liberados,iglesia, y multitud de gente que está puesta a dedo:presidentes de cajas de ahorro,consejos de administración de multitud de empresas pseudopúblicas,cámaras de comercio, confederación hidrográfica del Ebro,etc...la suerte que van a tener es que la dinámica mundial frenará la caída al abismo y que la gente se eche a la calle DE VERDAD.
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