Nunca caminaré solo

Jode que a uno lo engañen. Pero aún jode más cuando te lo refrotan por los morros. Vemos a los políticos en las campañas electorales besar a niños y abuelas, estrechar manos de verduleros y charcuteras, fotografiarse al lado de unos humildes campesinos o compartiendo un potaje de garbanzos en una tasca de barrio. Sospechamos que es todo fingido, que obedece a un guión y a una película para arañar unos cuantos votos. Pero una cosa es que lo sospeches y otra que además te lo lancen a la cara y conviertan la sospecha en certeza. Y las certezas joden mil veces más que las sospechas. Es lo que me ha pasado cuando hace unos días leí un artículo del diario El País en el que se informaba de la estancia de la familia real en Palma durante la Semana Santa. El titular, muy correcto: “La familia real celebra la Pascua en Mallorca sin los duques de Palma”. Lo malo viene después, en el subtítulo: “Austeridad, familiaridad y cercanía: la nueva estrategia de transmisión de imagen de Zarzuela se hace notar”.  No es que descubra nada nuevo; sé que unas personas que viven en palacios, rodeadas de sirvientes, cochazos, perros y caballos de marca, que se ponen un traje de Palmiro del Niro para el desayuno, otro de Ágata de la Estrada para la comida, van al cóctel vestidas por Liborio&Faustino y cenan con los trapitos de Lulú Semuá, están actuando cuando besan negritos, saludan a enfermos o se comen una asquerosa hamburguesa con ketchup en un poblado de chabolas. Pero si además de intuirlo me  confirman que se trata de “una estrategia de transmisión de imagen”, se me caen los palos del sombrajo. Una estrategia es un conjunto de acciones dirigidas a la obtención de un resultado determinado. En este caso el resultado que se quiere obtener es que yo crea que la familia real es sencilla, familiar, muy cercana a mí, como unos padres buenos que me aman,  velan mis  sueños, me cuidarán cuando esté enfermo, me darán agua cuando sediento y bocadillos de jamón si hambriento. Con ellos, como dice el himno del Liverpool, nunca caminaré solo. Y no sé a ustedes, pero a mí me joden mucho las estrategias  que me toman por un imbécil. La semana que viene hablaremos de la caza de dumbos en Botsuana y cómo la estrategia de imagen se ha ido a tomar viento.

Evaristo Torres Olivas