La tradición

El pasado 29 de marzo, el día de la huelga general, me llevé la máquina de fotos a la manifestación de Teruel para capturar en todo su esplendor a los psocialistas obreros españoles de Teruel. Los mismos que en los ocho años anteriores se escondían tras los visillos de la ventana de sus enmoquetados despachos oficiales y de las lunas tintadas de sus audis oficiales con chófer  y ahora que la ciudadanía los ha echado a patadas, se hacen los revolucionarios enarbolando banderas de la UGT y pidiendo a gritos soluciones para los cinco millones de parados que ellos sembraron por toda España. Pero de todo esto ya hablé en mi columna del martes. Hoy quiero hablar de otra estupidez que capté con mi cámara. Observen este cartel que durante estos días se exhibe en paredes, escaparates y tiendas.

 Apelar a la tradición para justificar la barbarie. Aunque yo creo que la foto que han elegido, con ser una salvajada, aun podría serlo más,  para que nos enteremos de lo importante que es la tradición. Por ejemplo, la foto de Julio Aparicio con el cuerno del toro saliéndole por la boca.

 ¡Qué emoción, qué colorido, qué guay del Paraguay! Si la foto es mejorable, el texto  que anuncia la tradición salvaje es perfecto: “Tradicional tarde de vaquillas enfundadas con la mejor música del momento pinchada por DJ Shiro The Beat”. Vaquillas enfundadas con música. Y los que pinchan, rajan y cortan ya no se llaman Cagancho,  El Gallo o el Niño de la Capea. Hay que actualizar las tradiciones. Ahora el siniestro diestro se llama DJ Shiro The Beat. Y también se han actualizado a los nuevos tiempos las normas de seguridad. Lean la letra pequeña del cartel: “Se prohíbe la entrada a la plaza con botellas u otros objetos de cristal. La organización no se hace responsable del daño que puedan causar los animales”. Si lo objetos son de metal, de piedra o de porcelana fina, sí se pueden entrar. En cuanto al daño que puedan causar los animales, no se aclara si se trata del que pueden hacer los toros a los toreros o los toreros a los toros. Tampoco se entiende bien la última frase del cartel: “Queda prohibida la entrada al ruedo de menos de 18 años y mayores de 65”. Habrá que preguntar la edad que tiene el ruedo antes de aventurarse a entrar. En fin, que todo sea por la tradición.

Evaristo Torres Olivas