Evaristo Torres Olivas
jueves, 15 de marzo de 2012
Los saltos cuánticos
Un comentario de un lector a la columna de ayer me ha hecho volver al blog de Vicente Guillén. Lo dejé hace tiempo por dos motivos: porque don Vicente apenas escribe y porque cuando lo hace me entra mala gana. Ha estado varios meses sin escribir nada y ahora en una semana nos endilga tres ladrillos. Me recuerda a la teoría los saltos cuánticos de cuando yo era estudiante y nos explicaron las formulaciones de Niels Bohr, la de los electrones que saltan de una órbita a otra sin recorrer la distancia entre ambas. En un sentido más amplio, se da un salto cuántico cuando se pasa de una situación a otra, sin sucesos intermedios. Como hace don Vicente que está meses sin decir ni mu y de golpe nos inunda con su verborrea infumable. Porque el señor Guillén es el mejor ejemplo de cómo se pueden tener dos carreras (según presume) y ser un indocumentado en ambas. De conocimientos jurídicos anda escaso y lo que escribe y cómo lo escribe avergonzaría a sus profesores de la facultad de Filosofía y Letras. Mal la puntuación, un desastre la sintaxis y no progresa adecuadamente en la capacidad de argumentación. Para muestra la siguiente frase con la que termina su entrada del día 7 de marzo: “Que Dios nos pille confesados o como diría un agnóstico ¡nos han jodido¡”. Tal cual, Pascual, con los signos de exclamación mal puestos y con una chorrada como un templo. ¿De dónde saca que un agnóstico diría que nos han jodido? ¿Qué simpleza es esa? Para don Vicente, un agnóstico debe de ser una persona que dice caca, culo, teta, pedo, pis. Ese es el nivel que exhibe un diputado por Teruel que también ha sido senador y asesor de consejero y alcalde. Y contador de votos en el último congreso de Sevilla. Guillén y el censor Arrufat son los máximos representantes del PSOE en nuestra provincia. El censor no escribe pero, a diferencia del coronel de la novela de García Márquez, sí tiene quien le escriba aunque, con su pésima dicción y deficiente entonación, se encarga de destrozar los discursos que le preparan. Guillén sí escribe, a saltos cuánticos, y los resultados los pueden leer en su blog, ese al que yo entro poco. Porque me produce mala gana. O malagana.
Evaristo Torres Olivas
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A estacazo limpio
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