Vergüenza

No quiero pasar por demagogo ni por idealista. El mundo es como es y creer en utopías o en cuentos de hadas, aunque nos pueda servir para soportar las nubes negras de la vida diaria, no es un buen método para enfrentarse a los problemas que tenemos. Yo no soy de los que creen que las cárceles son innecesarias. Desgraciadamente, y mientras no encontremos un método mejor, habrá que proteger al conjunto de las sociedad de los actos de asesinos, terroristas, mangantes,  chorizos, maltratadores y traficantes de droga. Pero lo mismo que digo eso, también afirmo que hay mucha gente que debería estar dentro de las cárceles y anda suelta. Políticos, banqueros, empresarios, estafadores  y vividores del cuento.  Por inevitable que sea, la construcción de una nueva cárcel no debería ser motivo de alegría. Ni tampoco el aumento del número de reclusos. Supone un fracaso de la sociedad. Y también un motivo de reflexión: los países donde hay más desigualdad son aquellos que tienen el mayor porcentaje de presos. Pero todo esto, por lo visto, a nuestra aspirante a alcaldesa por el PSOE, Mayte Pérez, le importa un huevo. Y no debería porque como diplomada en Trabajo social que dice ser, todas estas cosas la deberían hacer pensar y ser cauta a la hora de manifestarse públicamente. Pero nada de eso sucede, lo que demuestra la pasta de la que están hechos algunos políticos. En el jolgorio que se montaron los socialistas  en Teruel para presentar las candidaturas a las próximas elecciones, la señora Pérez anunció como primicia la construcción de una nueva cárcel en Teruel. Al parecer la población reclusa pasaría de los actuales 210 a 450. El proyecto además de la inversión  que supone la construcción, aumentará la demanda de servicios y  generará más empleo, tanto en funcionarios de prisiones como en otros servicios. Supongo que todo eso es verdad pero es una notica que más que alegrarnos debería avergonzarnos. Como nos avergonzaría que una fábrica de balas tuviera que duplicar su plantilla para atender las demandas de munición con todas las guerras que están surgiendo a diario. Supongo que si en Platea hubiera una fábrica de esas características, doña Mayte estaría eufórica y lo habría anunciado a calzón quitado a sus compañeros y compañeras. ¡Qué vergüenza!
 

Evaristo Torres Olivas