Evaristo Torres Olivas
martes, 12 de abril de 2011
Los genios
La política está llena de genios o de sinvergüenzas. Si se miran las listas de los que se presentan a las elecciones o los cargos que acumulan, surge la duda. Cualquier persona normal, ya sea un administrativo, una médica, un representante de champú de venta en farmacias o una ingeniera de caminos, llega rendido a su casa. Apenas le queda tiempo para darse una ducha, estar un rato con los hijos, sacar a mear al perro, escuchar las noticias, cenar e irse a la cama para descansar. Eso con un solo trabajo. Pero los políticos, no. Pueden acumular varios trabajos y estar frescos como rosas; y les sobra tiempo para hacerse fotos plantando árboles, colocar primeras piedras o inaugurar pantanos. Pongamos un ejemplo de Teruel. Carmen Pobo. Formación: auxiliar de puericultura. Cargos: alcaldesa de Cella, presidenta del PP provincial, diputada autonómica. Y seguro que aun podría ocupar tres o cuatro cargos más y sin notar el más mínimo síntoma de cansancio. Y como ella otros muchos alcaldes, que a la vez son senadores, o diputados que presiden partidos. Eso sin apenas formación. No me puedo imaginar hasta dónde habrían podido llegar si hubieran ido a la universidad, si hubieran gestionado una empresa o si tuvieran algunos conocimientos técnicos de algo. Lo admirable en ellos es el talento innato, la ciencia infusa. No podrían gestionar una guardería pero sí una provincia; serían incapaces de hacer una suma de dos cifras, pero clavan los presupuestos de una comunidad; no han impartido una sola clase y no está claro si tienen el título de maestro, pero ocupan el número dos del ministerio de Educación de un país. Y el día en que haya elecciones para elegir presidente del Universo, seguro que se presentan. Como cualquier lugar contiene el mundo entero, el Universo no deja de ser como Cella, sólo que un poco más grande, y a estos genios o sinvergüenzas, les va más moler gordo que moler fino. No, no es fácil distinguir la fina línea que separa la genialidad de la idiotez o de la sinvergonzonería. No es fácil, citando a Machado, saber si nos encontramos ante “mala gente que camina y va apestando la tierra” o si por lo contrario “son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan”.
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A estacazo limpio
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7 comentarios:
Hola Evaristo, buenas tardes.
Lo primero, he de confesarte que al principio destestaba ver tus cartas al director en Diario de Teruel. Me resultaban sumamente molestas, no me decían nada, hablabas de cartas al director de gente de fuera que no me interesaba nada. Después cuando Arrufat te dejó un faldón me empezaron a gustar más tus escritos. Hablabas de la realidad de Teruel y me hacía más interesante su lectura.
No terminé de entender porqué dejaste de aparecer en Diario de Teruel hasta que he llegado a este blog.
Y cómo he disfrutado !!!
He leído completo el blog, todas las entradas desde la más reciente hacia atrás, hacia las que tenías en Diario de Teruel.
Evidentemente me ha gustado muchísimo el ardor y la hiel con la que "untas" a la pésima, mediocre y burda clase política de nuestro país, y en especial en la que nos ocupa que es la turolense.
Sólo te animo a seguir metiendo caña, desde tu afilada pluma para por lo menos respirar un poco de aire ante la zafiedad, y la estulticia de nuestros próceres.
Ganas un lector diario de tu blog.
Un saludo
Los hechos son algo diferentes a cmo los ves tú. La decisión de escribir un faldón diario no fue de Arrufat sino del director del periódico. Empecé con 6 semanales. Al poco tiempo empezaron las presiones al director por parte de los políticos del PSOE. Se fueron reduciendo las coloraboraciones, pasaron a cuatro, después a tres. Estuve un tiempo en el dique seco y volví a escribir hasta que en octubre se le dieron instrucciones al director de que yo no escribiera ni una línea más. La "culpa" de que yo escribiera es del director del Diario y la culpa de que dejara de hacerlo es de Arrufat y Guillén. Son dos personas que no sirven para construir y sí para destruir. Entienden que la libertad de expresión consiste en publicar los bodrios de Guillén en el periódico o que Arrufat aparezca fotografiado todos los días en las páginas del diario que financiamos con nuestros impuestos. Guillén escribe muy mal y Arrufat, que no sabe escribir ni apenas hablar, exige aparecer con su contundente figura y su cara avinagrada.
Veo que defiendes al director de el Diario de Teruel y tus razones tendrás, pero visto desde afuera da la sensación de que no ejerce como tal...
No se trata de defender a nadie sino de contar los hechos. Hasta después de llevar un tiempo enviando cartas al director, no le conocí ni hablé con él. Un día me llamó y me ofreció escribir una columna diaria. En algunas ocasiones me hacía recomendaciones o me daba su opinión contraria a la mia pero solamente en una ocasión alteró unas líneas de un texto que yo envié. Tras mi protesta, ya no se volvió a repetir. Si yo escribo un texto, le dije, se publica tal cual o no se publica. Y así se hizo: yo enviaba textos y unos se publicaban y otros no. Bajo la etiqueta de no publicados de este blog están los que nunca se publicaron en el Diario. En cuanto a que no ejerce como director, pienso que le sucede lo mismo que a otros directores de medios de comunicación: están sometidos a los dictados de los propietarios, en el caso de ser empresas privadas, o a los políticos que mandan en cada momento, en el caso del Diario de Teruel. En los medios privados, los propietarios se encargan de seleccionar a directores que comulgan con sus ideas. En los públicos, la cosa no es tan sencilla porque los dueños (los políticos) cambian periódicamente. Es fácil decir que lo digno sería dimitir cuando se te dicta lo que debes publicar o lo que no, pero los directores y directoras de periódicos, al igual que el resto de los ciudadanos que trabajan por cuenta ajena, suelen tener la fea costumbre de querer comer todos los días, calentar las casas en invierno y enviar a sus hijos a la escuela o a la universidad. Creo que más que culpar al director, son los ciudadanos, los lectores, los que pueden hacer que las cosas cambien. En mi caso, cuando me prohibieron escribir, un grupo de ciudadanos recogieron firmas (cuatrocientas en papel, con nombre, apellidos y número de DNI y 800 en una cuenta de facebook). Fueron entregadas al presidente de la diputación de Teruel. Es cierto de que no hubo ninguna respuesta de las "autoridades", pero no quiere decir que no haya tenido ningún efecto. Lo importante es perseverar, ir avanzando. Por ese motivo sigo escribiendo en este blog. Poco a poco, y cada uno según sus posibilidades, debe denunciar las prácticas totalitarias de los que se dicen defensores de la libertad de expresión.
Evaristo: te agradezco la explicación y comprendo todo lo que dices, pero sigo pensando que un director, de lo que sea, debe defender a las personas que ha contratado o que ha elegido salvo, claro está, que esté de acuerdo con prescindir de tales colaboradores. Todos nos sometemos en mayor o menor grado para "comer y dar de comer a nuestros hijos", pero sin doblegarse hasta tales extremos.
Como bien dices, a todos nos corresponde la obligación de denunciar y exigir, pero en proporción a nuestras limitaciones o posibilidades. Y a todo un director de un medio le compete en más medida. Creo
El Diario de Teruel sería más digno si diese cabida, como da, a periodistas como Javier Arnal y a otros de colores varios. Que cada colaborador asuma su responsabilidad y que sea la Justicia, si acaso, la que tome decisiones sobre la bondad o maldad de lo que se publica en función de lo que dicten las Leyes. Peco de idealista, ya lo sé...
Saludos
Tanto Evaristo como Luis Antonio tenéis razón.
El director del Diario tiene que tragar porque como no trague otro se pondrá que sí lo haga.
Y a pesar de que pueda ser un gran profesional del periodismo, eso le convierte en un mal director, pero con empleo.
Que triste.
Sin querer caer en pesimismos, siempre he pensado que, tan sólo conque tuvieran un poco de aguante, de inteligencia y de visión creo que les conviene que, gente como Evaristo, tenga un lugar en los medios que controlan.
Al fin y al cabo, el impacto sobre la población es mínimo, ellos van a seguir mangoneando y jodiendo igual. Les van a elegir. ¿Por qué no, además, quedar como democrátas (o, al menos, algo que se le empiece a parecer) y dejar que otras pequeñas voces se oigan entre el atronar de su propaganda?
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