“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 6 de abril de 2011

La dignidad va a la oficina

Si se escucha al PP hablar de Zapatero, dan ganas de salir corriendo de España y hacerse zulú o mandinga y ponerse a estudiar echando hostias los idiomas zulú, mandinka, malinké o soninké. Lo mismo ocurre cuando los sociatas hablan de Aznar o de Rajoy. La crítica no se detiene en los presidentes o aspirantes a presidente de la nación sino que desciende por el escalafón y salpica a presidentes autonómicos, ministros y alcaldes. Hoy mismo, he escuchado en la radio a Rosa Plantagenet, “dirigenta” del PP aragonés,  poner a caer de un burro a Iglesias, al que ha llamado despilfarrador, escudero de Zapatero y muchas cosas más. También considera un desastre para España a Zapatero. Pepe Blanco ha llamado miserable a Aznar y otras cosas peores y a Rajoy y al PP los acusa de querer “construir una alternativa basada en ruinas y a un edificio absolutamente destruido”. E incluso lo llamó Marianico por haberle llamado a él Pepiño. Pero no hace falta salir de Teruel para enterarse de cómo han sido, son y serán nuestros presidentes. Basta con leer en las páginas del Diario de Teruel a Anica Marín Pérez para saber cómo es Zapatero, o a Vicentico Guillén y  a Yolandica Casaus, para conocer las verdaderas intenciones de Rajoy: cuanto peor, mejor, destruir España. Pero para que vean que es todo puro teatro, en el Congreso de los Diputados, PP y PSOE  acaban de blindar las pensiones de sus expresidentes. No sólo no se oponen a que cobren 80.000 euros de pensión, sino que ese dinero ni siquiera es incompatible con otros ingresos. “Se da un estatus de dignidad a los expresidentes”, ha afirmado Arturo García-Tizón del PP. “No es un privilegio, no es una retribución personal, sino que paga la oficina de los expresidentes”, ha añadido Jesús Quijano, del PSOE. Cuesta creer que se deba dar un estatus de dignidad y pagarles una oficina a los que ellos consideran unos miserables, unos despilfarradores, mala gente que quiere hundir a España, señor X de los Gal, traidor de las Azores,  inútiles y cien calificativos cariñosos más. Como ven, una cosa es predicar y otra dar trigo. Felipico, Aznarín, Zapaterillo y Marianico tienen asegurados el trigo de la manduca y perras para los vicios, de aquí a la eternidad.

Evaristo Torres Olivas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa es la palabra: teatro, y muy malo, por cierto.
La gente vota a actores, marionetas, títeres; mientras, la corriente de fondo es siempre la misma.

Salud

Anónimo dijo...

Hoy han votado el mantenimiento de sus privilegios: seguir viajando en primera aunque el trayecto sea inferior a 4 horas y conservar sus prebendas. El PSOE y el PP, a la cabeza de las votaciones. Tenemos lo que nos merecemos.