Míralas. Qué monas. Eva y Mayte. Almunia y Pérez. En las páginas del Diario de Teruel. Las dos igualicas. Chaqueta negra, camiseta blanca y pendientes de perla. Y las siglas PSOE. Ya no se necesita nada más. Con su sola presencia entran unas ganas irrefrenables de botarlas. No de votarlas. En eso se convierten las elecciones: en poner el careto de dos personas una y otra vez. Nada de mensajes, ni de programas ni siquiera una idea. Sólo el careto. Y mientras, el ministro Gabilondo vendiendo la moto de la competitividad y el conocimiento de idiomas. Será por los que conoce Zapatero. O Eva Almunia. O nuestra Mayte Pérez. No es que estas dos señoras no sean competitivas. Es que ni siquiera son competentes. Condenamos por injustas la gerontocracia, la aristocracia o la plutocracia. Pero no ponemos ninguna pega a que nos gobiernen los necios. La bobocracia. Gente que como único mérito tiene el de salir en las fotos. Como esos productos que como única cualidad proclamaban que se anunciaban en televisión. Tanto Mayte como Eva, Iglesias, Zapatero, Ferrer o Blasco no solamente no son buenos políticos, es que ni siquiera destacaban en sus profesiones, si es que las tenían. Ni Iglesias destacó como monitor de esquí, ni Almunia como maestra ni nuestra Mayte como trabajadora social. Pero ahí los tienes, no sirven para nada y se presentan como solución para todo. Alguien debe de mover los hilos de estas marionetas. Los listos siempre encuentran a tontos para que les hagan el trabajo sucio. Al tonto, porque es tonto, es fácil convencerle de cualquier cosa. Se deja manejar como las marionetas de los ventrílocuos. Son simples monigotes articulados. Hablan por boca de ganso. En Madrid, en la calle Preciados, frente a la FNAC, hay un lugar curioso: El sanatorio de muñecos. Allí deben de acudir todos estos moños y moñas, los fantoches que aparecen en los carteles de las elecciones. Macario y doña Rogelia. La señorita Pepis. Peponas de cara de porcelana, chochonas de trapo, muñecos de paja, las muñecas de Famosa, las que se dirigen al pesebre de la política para seguir viviendo del cuento. Y Mariquita Pérez.
Evaristo Torres Olivas
jueves, 17 de marzo de 2011
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2 comentarios:
Es muy curioso que estos políticos que mencionas realmente no fueran reconocidos en su trabajo, porque si no eres competente en tu quehacer diario parece raro que lo puedas ser en política.
Lamentablemente parece que en estos casos dedicarse a lo público ha sido una opción para subir, para vivir mejor.
El otro día escuché que querían hacer un debate entre Eva Almunia y Luisa Fernanda. Nos podemos dormir del aburrimiento!
Y ya haciendo un poco de humor:¡lo de los pendientes de perlas es muy fuerte! ¿Cómo pueden llevar esos pendientes?..., les delatan.
En el fondo les gustaría ser Rudi.
"en estos casos", no, en todos. La inmensa mayoría de los que se meten a político -en cargo de cierto nivel- es para mejorar su situación económica.
Hay otros que no, pero la relación entre el mundo empresarial y el político es totalmente directa: muchos políticos terminan con cargos importantes en empresas privadas y, por su parte, muchos empresarios, financieros y demás gente solidaria se meten a políticos.
Todo queda en casa.
Claro que algún pocaropa llega arriba, pero cuando se ve en la tesitura de tragar con lo que hay y seguir percibiendo pasta y prebendas, o ser honrado y denunciar el tinglado... a la vista están los resultados.
El problema habitual es que partimos de la base de que los políticos van a hacer cosas -buenas, solemos suponer- por nosotros, y así es imposible que cuadre cualquier análisis de la realidad.
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