“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 22 de marzo de 2011

El conclave de los apostoles

Me da asco el el comportamiento baboso de las personas adultas que se arrastran sin necesidad. Por puro interés económico. Puedo entender a aquellos que, presa del terror, del miedo, levantaban el brazo para gritar viva Franco o el puño para proclamar viva la República y así salvar su vida y la de los suyos. Admiro a las personas que defienden unas ideas, aunque sean contrarias a las mías, e intentan difundirlas. Entiendo a los niños que, contradiciendo su naturaleza traviesa, se comportan como angelitos hasta que les compran la playstation. Comprendo a los forofos de Ronaldo, de Messi, de un escritor, de un actor o de un cantante, que sin obtener ningún beneficio económico a cambio, se enzarzan en acaloradas discusiones para defender a sus ídolos. Pero me produce arcadas y siento desprecio por el general franquista que elogia a Franco, el coronel nazi que idolatra a Hitler, el obispo que hace de alfombra del Papa, la senadora socialista que pone a Zapatero en un altar o al alcalde del PP que dice sentir orgasmos ante la presencia de Rajoy. Esa sensación de repugnancia la siento con las homilías de Yolanda Casaus, los sermones de Ana Marín y con la tribuna pastoral de Benito Ros en el Diario de Teruel del día 17 de marzo, El PAR y su congreso. Don Benito, que es secretario de comunicación y portavoz del PAR (tal vez fuera más apropiado el título de secretario de doctrina y propaganda), se deshace en elogios hacia el chamán de la secta, Biel, al que cita en su escrito nada menos que cinco veces. Y para que se note bien que el PAR es una religión, en el texto de don Benito se habla de conclave (sin tilde, para que sepamos que es una iglesia aragonesa, a la que no le gustan las esdrújulas y por eso dicen conclave, pajaro, y barbaro). También cita unas palabras de su santidad Biel, que hablan de “evangelio político”. Entiendo al niño inmaduro, al forofo de Messi, a la adolescente colada por Bisbal, al que grita viva Franco o viva Stalin para que no lo fusilen. Incluso me perdono que a los veinte años llorara la muerte de Mao. Pero me dan asco, me producen aversión y me dan grima los que se arrastran, babosean y lamen el culo con tal de seguir en el machito. Amorrados al pilón.

Evaristo Torres Olivas

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