“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 25 de marzo de 2011

Caracoles con ajoaceite

Tiene razón don Juan Carmona, de la agrupación local del PSOE de Teruel, en su tribuna en el Diario de Teruel del 19 de marzo, cuando califica los escritos de doña Ana Marín de indigeribles. Dispépticos los llama don Juan. Ana Marín es una terrorista de la escritura: bombardea el idioma con sus soflamas. Moja la pluma en goma-2 para escribir palabras que mete en una olla express, a modo de tornillos, y hace que reviente todo en las páginas del Diario. Acierta don Juan al diagnosticar que doña Ana interpreta siempre el mismo chunda-chunda, más o menos “cargadico de bombo”. La llama “claquera” que aspira a un puesto de “alabardera” en las listas de Manuel Blasco. Lástima que el señor Carmona no sea capaz de extender el mismo análisis a su partido. El estilo de Guillén, Casaus, Mayte Pérez y otras plumas “ilustres” del PSOE turolense no tiene nada que envidiar al de Ana Marín. Sus palabras son más contaminantes que las radiaciones nucleares y más indigestas que zamparse dos kilos de caracoles con ajoaceite antes de acostarse. Juan Carmona también integra la lista municipal del PSOE de Teruel. Cierto que en un discreto duodécimo puesto. Tal vez pretenda con este escrito ascender en el escalafón de la charanga, pasar de ser un oscuro intérprete de platillos, a ocupar una plaza de trompeta o de saxofonista. El señor Carmona también figura en el Comité Electoral como responsable de agendas, producción y convocatoria de actos. Supongo que entre sus responsabilidades figura la de organizar mítines y saraos en los que se interpreta siempre la misma partitura. Utilizando sus palabras, será el que les diga a los integrantes de la banda que toquen “lo mismo pero un poco más cargadico de bombo”. No sé cómo se podría denominar a esa enfermedad que sufren los militantes de los partidos. Una enfermedad que les atrofia los oídos de tal manera que los cantos que interpretan ellos les suenan a melodías dulces y agradables y todo lo que proviene del coro de los demás partidos son berridos, alaridos, gruñidos y bramidos. Ignoro si se trata de una sordera selectiva, de acumulación de cera en el oído o que se les han atascado el caracol, el yunque, el martillo y el estribo  en el ajoaceite.

Evaristo Torres Olivas

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